domingo, 18 de septiembre de 2016

Atila Luis Karlovich - Ulises y Penélope - Un tema siempre eterno


 

Penélope 
Atila Luis Karlovich -  Ulises   Y Penélope
La urdimbre:
ausencia del andariego,
décadas de desvelo. ...

profusa señal de cenizas.
tejedora destejedora
del sueño intermitente
de la paciencia,
de la fidelidad.

 
otra vez
el escurridizo enarbola el mástil,
abandona la sombra de la amada,
navega
los húmedos senderos,
las dilatadas estancias del insomnio,
plagadas de mujeres,
amargas parcas,
sirenas mutiladas,
erinias hilanderas.
que Penélope concluya,
desurda,
destrame
los viejos hilos:
señora de los senderos,
que invierta antiguos rumbos de sangre,
trace nuevos destinos de fuego.
 
 

 


 
 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un poema de Salvador Ricardo - Hemos ...




 
 
 
Hemos

Hemos
Llegado para romper las cerraduras
Con tierna firmeza y girasoles
Prometemos para nada, nunca nada
Prometemos, no tenemos ataduras...

Discusiones, no creemos en temores
Porque es tiempo de volar no demores
En venir a danzar sin compromiso
No temerás todo es con permiso
De la Vida de la Luna y de las flores
No recuerdo tus olores, pero se
Que tu tiempo esta contado
En las estrellas se conoce
Para dos desconocidos
Mucho tiempo detenidos
Hablar al fin contigo
Hará olvidar los sinsabores

viernes, 9 de septiembre de 2016

Plaza Miserere ( Buenos Aires) - Poema de Atila Luis Karlovich - La vida cotidiana de un lugar emblemático

 

 


PLAZA MISERERE
(Buenos Aires)

 
A la sombra relativa de los jacarandás
en desflor ...

pocos les dan crédito
a los profetas que
malgastan margaritas divinas.

entró prematuro y malsano
el calor
del verano,
y la gente corre,
milonguera,
irremediable
por entre la fealdad.

los agentes de la federal sudan
azul de prusia,
como en alexanderplatz.
y las putas de siempre circulan ansiosas,
andadoras.

alrededor
el tránsito denso:
impertérrita calesita.

y como en egipto
son los gatos
los que ocupan el lugar de la patria.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Un poema con aire de melancolía de María Victoria Ucros - Ventanas Rotas.




 
 
VENTANAS ROTAS
 
María Victoria Ucros
 
 
 
Has visto transeúnte
esas casas viejas /abandonadas
Cómo duelen el alma
sus ventanas rotas! !!
Imaginas tras ellas
vidas vivientes
que un día comenzaron
muy despacito a morir
Recreas jardines exuberantes
reflejados en sus cristales
inventas parejas amantes
unidas al calor de su luz
Añejas ventanas rotas...
Con negro del tiempo
moho de abandono y olvido
Con sus marcos ya deshechos
que no encuadran paisajes
Con aristas que punzan
largos puñales traspasando
Con temores de brujas flacas
que intimidan y sublevan
Y con duendes saltarines
que jugando te llevan expectante
a enmarañados corredores
Desvencijadas ventanas rotas
qué tristeza y qué engolosine
es encontrarlas y contemplarlas.

martes, 6 de septiembre de 2016

Un poema profundo y sensible de José Vicente Guzmán - Volver a ella.

 
 
Volver a ella
 

 
No sé hacia dónde voy,
pero me alejo de mí.
Cambio, pero sigo siendo el mismo.
No hay tregua
en este continuo movimiento.
No se tampoco de dónde vengo
ni voy hacia un lugar definido.
Pero sueño con volver a ella,
al amor imposible
que todos llevamos dentro.
Ella es la eternidad
en mi memoria,  quizá el destino 
de mi andadura.
Pero no sé si al llegar,
me despertaré en sus brazos 
o habrá sido la vida
un largo camino hacia la nada.

domingo, 4 de septiembre de 2016

El Acuerdo de paz y la Educación


 
 
El Acuerdo de Paz
la Educación en Colombia
por Claudia de la Espriella
Varias de las grandes deficiencias de la educación en Colombia se han puesto de manifiesto, de manera muy preocupante y dolorosa, en este proceso de acercamiento al Acuerdo de Paz. En primer lugar, sabemos bien que el futuro del país, de este territorio de nuestros afectos, donde todos, no unos pocos, hemos cifrado nuestro futuro, el de nuestros hijos y  de nuestros nietos el Plebiscito que se realizará el próximo 2 de octubre,  significa un cambio radical para el país. Salga triunfando el Si o lo haga el No, la Colombia que amanecerá al día siguiente no será la misma. De allí que votar a conciencia es indispensable. Recordar, por ejemplo, que el Frente Nacional sumió al país en una atmósfera de apatía política insoportable, que lejos de pacificar permitió que los partidos tradicionales  se repartieran al país, como si se tratara de una rifa, es algo que se debe considerar y se debe tratar que, en adelante, no se repita esa historia.
Igualmente es un hecho que tanto odio no se puede seguir incrementando en el país y que respirar profundo, sin que exista el olor de la pólvora , de la sangre, de los días nublados por las bombas, le hará mucho bien a Colombia y bien se sabe que ya es hora de aprender a dialogar, no a matarnos. De allí que pensar, amplia y detenidamente en el destino que se quiere implica un ejercicio de la mente que no se puede tomar a la ligera.
De allí que darse cuenta de las enormes falencias educativas  que existen en Colombia para que se vote a conciencia resultan muy, muy preocupante. Eso explica, en parte,  por ejemplo, el hecho de que según la encuesta del día de hoy en “EL ESPECTADOR”, el 43% declaran no haberse  leído el Acuerdo, el 26% dice habérselo leído parcialmente y el 15% afirma que no le interesa. Si bien, los que se lo han leído parcialmente, es posible que estén en el ejercicio de hacerlo con conciencia y detenidamente y por esto no hayan concluido, también cabe la posibilidad que lo hayan leído a saltos,  pasando por alto aspectos que, a juicio propio y sin mayor análisis, consideren que no valen la pena ser tenidos en cuenta.  Grave error que denota esa tendencia de los colombianos de hacer las cosas a la carrera, de cualquier modo y por salir del paso. Los que hemos estado en la docencia sabemos, muy bien, que este tipo de actitudes son frecuentes en las aulas, tanto de educación primaria y secundaria como el las de estudios superiores e incluso, en los niveles de maestrías y doctorados. Muy pocas veces se tiene la disciplina para ir a la profundidad de los asuntos, para investigar hasta el final, para detenerse en una lectura hasta que se le entienda plenamente. El resultado de dicha forma de asumir los compromisos es siempre deficiente y sin bases sólidas donde asentarse.
Ahora bien, empiezan a circular toda clase de cartillas, de dibujitos explicativos del Acuerdo, aduciendo que muchos de los colombianos no entienden bien lo que allí está consignado. Les recuerdo a todos los que promueven esa  mal llamada “ pedagogía”,  que los votantes son considerados, por la misma ley colombiana,  como seres adultos, pensantes, en pleno uso de sus facultades mentales y por lo tanto, están en capacidad de entender.  Es, por lo tanto, ofensivo considerar que muchos necesitan esas “ayuditas” para entender. No somos débiles mentales, señores. No es necesario recurrir a resúmenes ni a dibujitos tontos, como si estuvieran asistiendo al jardín de infantes. Es cierto que, debido precisamente, a las pésimas condiciones de la Educación en  el país, existen muchas personas que no han tenido un nivel de formación académica buena, pero basta con hacer grupos de lectura, entre amigos, vecinos,  líderes comunales, familiares  etc., para realizar en conjunto las lecturas y deducir entre todos de qué se trata, sin saltarse párrafos enteros, como sucede con la mayoría de los resúmenes. Discutir, dialogar, es un ejercicio intelectual que bien vale la pena poner en práctica, entre otras cosas, porque estamos queriendo construir un nuevo país, un país más incluyente y eso implica ir buscando que todos seamos ciudadanos de primera, bien informados y con opiniones propias. Es, precisamente, la educación en la lectura la forma más expedita y eficaz de comenzar con esa tarea. No hay que seguir con los facilismos, con eso de tomar las trochas y no de detenerse a pensar. Es indispensable leerse todo el Acuerdo, no a los brinquitos. Acá no estamos jugando a la rayuela, a la peregrina o a la golosa, como quiera que se llame ese juego en la región del país de donde el lector provenga. Estamos buscando cambiar de manera definitiva las malas prácticas políticas que han sumido a la sociedad en el atraso, la injusticia y la inequidad.  Este es el momento de ponerle seriedad al tema y la mencionada  seriedad se consigue únicamente haciendo las cosas con toda la responsabilidades que conlleva.
Un aspecto que también se manifiesta en el poco nivel educativo de los colombianos , es la poca  capacidad de comprensión de lectura que se tiene. Si bien el  lenguaje del Acuerdo no siempre es lo directo que podría ser y no se trata de un texto “divertido”, también es verdad que muchos tergiversan las palabras, en la mayoría de los casos, por deficiencias en la enseñanza del español y de sus giros idiomáticos. Esta situación  facilita que la gente mal intencionada diga que se habla de lo que no se está hablando. Por eso, urge que se reúnan a leerlo y así entre todos  tener mayor claridad.
Hay mucho que decir sobre el Acuerdo  y las deficiencias educativas.  Sin embargo, hay una muy preocupante y que concierne directamente a los que se encargaron de redactarlo, tanto por parte del gobierno como por parte de la FARC. Me refiero a la manía colombiana de hablar largo y tendido sobre todos los temas. Eso explica por  qué algo que se pudo haberse dicho en 60 0 70 páginas se extendió hasta 297. Los colombianos, no conocemos el valor de ser sintéticos. En muchas partes del mundo esta es una gran cualidad. Acá no. Para los colombianos eso es un gran defecto, hay que volver una y otra vez sobre lo mismo, decir lo que ya se ha dicho y volverlo a repetirlo hasta el cansancio. No existe la capacidad de ser directos cuando se expresa un pensamiento, los circunloquios son  frecuentes y además, muchas veces admirados por nuestros compatriotas. Reflexionar sobre estos defectos tan nuestros y tan preocupantes servirán para construir un mejor país. Ojalá así sea.

Carlos Villalba Bustillo - Malecón - Análisis sobre el Acuerdo de Paz.

 

Malecón

 

Por: Carlos  Villalba  Bustillo
 
Como en 52 años de guerra no hubo Pax Romana, es decir, derrota del Estado a la insurgencia, fue indispensable negociar la paz con condiciones y concesiones de un lado y otro. Después de la refrendación popular, si el ambiente no se altera de nuevo, se iniciará el cumplimiento de lo acordado. No había otra manera de volver, con las Farc, a una situación de normalidad.

Viene el tránsito de las armas a la política en un país cuyos partidos están estancados, corrompidos, sin ideas ni disciplina, sin organización ni programas, porque la verdad es que no requieren estos insumos para lo único que saben hacer: hartarse de burocracia y contratos. En cambio, no lo duden, la reinserción de la insurgencia viene con hoja de ruta madurada durante los últimos cuatro años.

Una vez desmovilizadas, las Farc harán lo contrario de lo que hacen los partidos: revivir ideas, adoctrinar gente, crear y organizar cuadros y células, agitar en pueblos y ciudades con el fin de ofrecer futuro, crecer electoralmente y lanzarse por el poder a mediano plazo, que para eso dejaron atrás la vía revolucionaria y la combinación de todas las formas de lucha.

Arrancarán, pues, con el caldo de cultivo que es el caos político, administrativo y moral en que andamos. Por eso esta vez no se levantaron de la mesa, como tantas otras veces, y resistieron hasta el final, sin pretensiones sobre un cambio de estructura en el Estado, pero con ventajas en materia de justicia, propiedad rural, elegibilidad y otras garantías democráticas que cualquiera otra insurgencia, en cualquier otro país del mundo, habría exigido a cambio de desmovilizarse.

Ahora bien, ¿se desmovilizará la otra subversión, la de nuestras mafias políticas, para impedir que las Farc, ya desmovilizadas, se tomen la fortaleza de nuestro régimen democrático? ¿De la impunidad de esta otra subversión se han ocupado los vocingleros que se sienten “órgano de catedral en iglesia de pueblo”? ¿Será que han sido artífices e impulsores de sus tentáculos con amigos procesados y convictos?

No somos conscientes -y es allí donde está el peligro, no en los acuerdos de paz suscritos- de que dejamos de ser un país de cultura y de razón para volvernos otro país de desafueros y vicios. ¿O no es lo que estamos viendo? ¿Qué son las empresas electorales? ¿Son querubines los cacaos? Un país de desafueros y vicios fue el que derrotó la Revolución cubana con armas, y otro país de desafueros y vicios fue el que derrotó Chávez con votos. Estamos cerquita de una suerte parecida.

Dejemos de ser gárrulos y fanáticos y regresemos de la cleptocracia a la democracia para que, quienes hoy nos asustan más vestidos de civil que de camuflado, no nos arrebaten, en nuestra propia cancha y con nuestras propias instituciones, el Estado de derecho.

sábado, 3 de septiembre de 2016

A los otros negociadores, ¡ gracias! - Cristo García Tapia




A los otros, ¡gracias!, también
        .
Por: Cristo García Tapia


De convenir en una Mesa de Diálogo, y no en el teatro de guerra, el fin de una guerra con el ejército más antiguo, competente, numeroso y mejor dotado de América para la lucha antiguerrillera; probado a lo largo de más medio siglo en las estrategias y tácticas de la guerra irregular de guerrillas que le oponía su, hasta el radiante día  D, enemigo emblemático.
 
Hay que tener las más sólidas convicciones humanistas, ideológicas, políticas, el temple de un ideario puesto al servicio de un imaginario reivindicatorio de lo colectivo confiscado por las desigualdades generadas por la exclusión social que tuvieron esos otros en este momento histórico, para avanzar por una dirección que contrariaba su profesión de fe fundacional.
 
Grandeza, confianza y magnanimidad, con una institucionalidad siempre puesta en entredicho y combatida.
 
Que fue cuanto demostraron los otros sin regateos ni artimañas que dieren en producir falsos resultados y frustraciones en una nación que, a costa de la guerra hizo de tales su decálogo a lo largo de más de medio siglo; que “construyó” Estado, gobiernos, políticas públicas, cultura, según conviniera a sus fines, que no iban más allá del superior de la guerra que produce utilidades, pero que pasó por alto construir sociedad, una nueva institucionalidad, un nuevo orden, en el que la inclusión social, política, económica, fueran su fortaleza y horizonte.
 
Entre esos, a un poeta, un médico, un agrónomo, un maestro de escuela, una mujer, hay que expresarles sin mezquindades el agradecimiento del pueblo colombiano por ser parte definitoria de la paz de Colombia, igual que al Equipo de Paz que comandó por el Gobierno este paso bolivariano contemporáneo de los Andes que constituyó el Acuerdo de La Habana.
 
Y garantizarles que cuanto se discutió, debatió, negoció, acordó y firmó en La Habana, se va a cumplir; que cesaron para siempre las emboscadas y trampas que sembraron de muerte los huertos de paz de otros acuerdos.
 
Que se abren sin cerrojos ocultos a la democracia participativa, incluyente, las puertas del Congreso, Asambleas, Concejos, plazas, salones, recintos, esquinas, veredas, ciudades, barrios y comunas; de la academia, universidades, sindicatos, gremios, iglesias, partidos.
 
A la inclusión política, a las pluralidades ideológicas y políticas; a las nuevas fuerzas que, armadas solo de su ideario político y doctrinario, emergerán de las canteras de la paz, libres de la conminación al silencio que por décadas impuso el terror de los señores de la guerra.
 
Agradecerles por la paz de Colombia a quienes la hicieron posible al aceptar pactarla dentro del marco de la institucionalidad burguesa contra la cual se levantaron y combatieron sin doblegarse por más de medio siglo, es apenas el signo visible, material y promisorio de la reconciliación entre colombianos de todas las clases, ideologías y orígenes étnicos que, por igual padecimos la deshonra de la guerra.
 
Y si de la guerra son las atrocidades y la mentira y las consuman por igual quienes viven en guerra permanente, ejércitos, guerrillas y facciones que contienden a sangre, fuego y cuchillo: tirios y troyanos, romanos y cartagineses, norteamericanos y vietnamitas, ejércitos islámicos y aliados occidentales, también a la guerra es inherente y con el mismo ardor el perdón, la reconciliación y la paz.

Y si cuanto hicieron por más de medio siglo en Colombia Estado y guerrillas, FFAA y FARC-EP, fue la guerra, también y por igual les corresponde el perdón, la reconciliación, la convivencia en paz,la verdad, la justicia especial y la no repetición de las atrocidades ya padecida.