Miedo
Tengo miedo de amarte
y sentirme engañada:
Que tus ojos de ámbar
se hayan vuelto diamantes,
que tu risa antes fresca
se haya hecho de escarcha,
que tu mirada límpida
se haya vuelto fantasma,
que tus manos tan cálidas
ahora sean avaras,
que tu cuerpo andariego
se haya ido secando,
que tu voz ayer dulce
sea ahora reclamo,
que tu abrazo en mi pecho
sea haya vuelto tan áspero,
que tus dedos me toquen
como garras punzantes,
y tus
pies presurosos
se hallan vuelto pesados,
que los años vividos
se hayan esfumado,
que las olas del mar
ahoguen las palabras,
que ahora no escuches
mi canto enamorado.
Tengo miedo del miedo;
de tu ausencia cercana,
pero con todo y eso,
he escogido el amarte.