Cristo García Tapia y mi padre
Fidel Castro
Por: Cristo García Tapia
Más allá de ser el protagonista de uno de los más grandes acontecimientos políticos del siglo XX, la Revolución Cubana de 1959, Fidel Castro es un hombre para la historia universal; encarnación del ideal político que alumbró el romanticismo de los siglos XVIII y XIX.
Esa revolución que trascendió lo estrictamente estético y artístico, para adentrarse y remover en lo más recóndito los cimientos políticos, sociales, éticos y morales, de una sociedad sitiada por las falacias de poderes, sistemas y modelos erigidos sobre la inmovilidad del pensamiento racionalista, la divinidad y la fe, como supremos regentes y dispensadores de todo orden y organización política y social que el hombre pretendiera darse distinta de la imperante.
El mismo torbellino de ideas y haceres que, entre sus más promisorios encargos, trajo la gran revolución burguesa, norteamericana y francesa del siglo XVIII, y las sucesivas europeas del siglo XIX, que dieron en desarrollar y consolidar el modo de producción capitalista, sus correspondientes instituciones políticas y jurídicas, a la vez que su consecuente justificación histórica: la ideología capitalista.
Y más acá, cuanto en la historia contemporánea encarna Fidel Castro, es el pensamiento crítico en permanente construcción de una conciencia revolucionaria; en conciencia política capaz de transformar las causas objetivas que atascan el desarrollo y progreso de la sociedad; en acción colectiva en disposición de alterar la ecuación de poderes dominantes en estadios y escenarios de la vida de los pueblos de nuestra América.
Y la Revolución Cubana, gesta histórica de dimensión universal, el resultado de ese vasto movimiento revolucionario popular que, conducido por Fidel Castro, derrocó el régimen dictatorial militar impuesto por Fulgencio Batista y proclamó un nuevo modelo político, cuyo primer acto fue la promulgación de la ley de reforma agraria que trajo consigo procesos de expropiación y redistribución de la tierra, además de la instauración y consolidación del modelo socialista vigente en Cuba.
Fidel Castro es la consumación del ideal revolucionario; de un fervor humanista en tránsito permanente por la lucha que reivindica al hombre en sus derechos inalienables; a los pueblos en la autodeterminación de su destino histórico y la grandeza de su vocación colectiva de progreso; en la construcción permanente de sociedad en perspectiva constante de inclusión, equidad, justicia social y oportunidades.
Forjado desde su adolescencia en el ideario libertario de José Martí, es el pensamiento marxista leninista el que fundamenta su acción política y convoca sus ímpetus y rebeldías para la praxis revolucionaria que dio en la organización, dirección y triunfo del mas connotado suceso político y social del siglo XX en la historia de América Latina, la Revolución Cubana de 1959.
Iluminado de las ideas que transforman y construyen, este caribe, grande y universal como Simón Bolívar, lega a la historia su humanismo revolucionario, su compromiso con el destino de grandeza, progreso y autodeterminación de los pueblos y la inquebrantable voluntad de lucha que impone el deber ser de la historia.
Y más acá, cuanto en la historia contemporánea encarna Fidel Castro, es el pensamiento crítico en permanente construcción de una conciencia revolucionaria; en conciencia política capaz de transformar las causas objetivas que atascan el desarrollo y progreso de la sociedad; en acción colectiva en disposición de alterar la ecuación de poderes dominantes en estadios y escenarios de la vida de los pueblos de nuestra América.
Y la Revolución Cubana, gesta histórica de dimensión universal, el resultado de ese vasto movimiento revolucionario popular que, conducido por Fidel Castro, derrocó el régimen dictatorial militar impuesto por Fulgencio Batista y proclamó un nuevo modelo político, cuyo primer acto fue la promulgación de la ley de reforma agraria que trajo consigo procesos de expropiación y redistribución de la tierra, además de la instauración y consolidación del modelo socialista vigente en Cuba.
Fidel Castro es la consumación del ideal revolucionario; de un fervor humanista en tránsito permanente por la lucha que reivindica al hombre en sus derechos inalienables; a los pueblos en la autodeterminación de su destino histórico y la grandeza de su vocación colectiva de progreso; en la construcción permanente de sociedad en perspectiva constante de inclusión, equidad, justicia social y oportunidades.
Forjado desde su adolescencia en el ideario libertario de José Martí, es el pensamiento marxista leninista el que fundamenta su acción política y convoca sus ímpetus y rebeldías para la praxis revolucionaria que dio en la organización, dirección y triunfo del mas connotado suceso político y social del siglo XX en la historia de América Latina, la Revolución Cubana de 1959.
Iluminado de las ideas que transforman y construyen, este caribe, grande y universal como Simón Bolívar, lega a la historia su humanismo revolucionario, su compromiso con el destino de grandeza, progreso y autodeterminación de los pueblos y la inquebrantable voluntad de lucha que impone el deber ser de la historia.
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