A medida que se satura la anarquía en las lides políticas, la gente identifica en forma más clara la ebullición alterna del oportunismo de los políticos para no tragárselo sin digerirlo. Noté esa reacción ciudadana el pasado lunes, en una reunión de directivos comunales donde se comentó el anunciado debate al jefe de Control Urbano en el Concejo. Teatro de pacotilla el de estos fanfarrones, dijo una señora en tono sentencioso.
Como suele suceder, los padres del Distrito actuaron después de caído el rayo, con caras adustas y voces potentes. No recuerdo que antes de la tragedia en Blas de Lezo hubiese trascendido un empeño de la corporación por averiguar cuál era el recorrido de la actividad constructora. Edificios pequeños, medianos y torres se levantaban sin que verificaran, jamás, si se cumplían o no los mínimos de seguridad de cada proyecto. Al contrario, era evidente la feria de licencias con exhibición de maquetas, y ellos, mudos.
El alcalde, por su lado, presentó contra los constructores de “Portales de Blas de Lezo” II, para tapar su inacción, una denuncia tardía. Simular es gobernar -pensó Manolo, atribulado-. Simular es controlar, ulularon los concejales en coro. Oyendo al uno y a los otros provocaba llamar a la directora del IPCC para que les reservara una temporada en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a ver qué tan bien representaban “Los intereses creados”.
Aparecieron 48 construcciones irregulares de 75 que el alcalde escarbó un día en que resolvió elaborar una lista negra de constructores piratas, y se anunciaron unos audios que corroborarían la patraña urdida entre los dueños del portal y los funcionarios competentes. Enhorabuena. Los concejales celebraron -era lo que más les interesaba- la renuncia de la secretaria de planeación y del jefe de Control Urbano. Ya barajarán de nuevo con un empujoncito favorable de los gremios, y encabezarán, en señal de gratitud, una eucaristía por el eterno descanso de los 21 difuntos del desplome.
La millonada de folios que reposan en Planeación Distrital y las curadurías daría para que se lucieran los caricaturistas sobrevivientes de la revista Charlie Hebdò. ¿La recuerdan? Llevamos diez días viendo teatro caricaturesco por cuenta de los hermanos Quiroz. Pero algo habrá de suceder para que este berroche con la especulación inmobiliaria termine. Hasta de un trasfondo de yunta mafiosa habló el procurador en su reunión con las víctimas.
Es un objetivo imperioso recuperar la compactación de nuestra sociedad y recomponer la concepción de nuestro desarrollo, porque la brecha entre la Cartagena que se vende sola y la de la yuxtaposición de guetos que la rodean no para de crecer. Nos masificamos y nos cambió el estilo de vida, pero nuestros geniales líderes no se han dado cuenta.