Lluvia
La lluvia de octubre me adormece,
como si se tratara de una nana,
siento tu mirada en mi vientre
y ,sin preámbulos, avanzas
hacia los misterios de mi casa.
Como un hilo de Ariadna,
tus labios van marcando
los espacios que esconden
laberintos de sueños inconclusos
pensados para desafiar el alba.
El frio de la luna me ha tocado,
por los confines de un llanto, que
no logra
desprender ese nudo en mi
garganta.
Y tu voz me deja la cadencia,
de un otoño durmiendo a nuestro
lado.
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