miércoles, 30 de agosto de 2017

Barcelona - El dolor frente al atentado - Claudia de la Espriella


Barcelona

 

Este es mi   abrazo  abrazo solidario

para todos mis amigos y conocidos españoles

y los que han sobrevivido,

en cualquier parte del mundo,

 a los últimos atentados.

 

                    Claudia de la Espriella.

 

Este no es un artículo de opinión. Acá no voy a dar mis argumentos en contra de las actitudes fundamentalistas y destructivas. Tampoco  se trata de señalar hechos a todas luces “ políticamente incorrectos”, ni de referirse a  los motivos extremistas  y enfermos que llevan a un grupo de personas  a actuar de una manera tan destructiva frente a gente inerme y donde desaparece el significado de la palabra tolerancia.  Sólo quiero decir que mi interior está sangrando.

Tengo , hace como 10 años, una muy querida amiga catalana. Se llama Rosa  y su familia está compuesta por  la pareja de esposos, dos hijos; niña y niño y dos gatos. Viven en Barcelona. Allá están construyendo sueños y  en esa ciudad catalana sus días transcurren  con cierta tranquilidad y mucho de esperanza. Suelen estar alegres, entusiastas, llenos de buen  humor y de deseos de vivir. Tan pronto supe lo del atentado  de ISIS , pensé en ellos y se me estremeció el cuerpo. En muchos momentos difíciles de mi vida su amistad me ha reconfortado. En esta ocasión son ellos los que  necesitan de  mi mano solidaria. Sin embargo, yo estaba paralizada y no sabía como alentarlos con las palabras justas y precisas para expresarles lo que doloroso que me parecía este hecho.  Es casi imposible imaginar cómo una ciudad tan vital se hubiera detenido en un aciago instante. ¿Dónde estaba mi amiga? ¿Estarían cerca sus hijos del lugar del atentado? ¿Cómo habrían reaccionado los siempre intuitivos gatos? ¿Su esposo, estaba bien? ¿Cómo era posible que un día de verano, sin prisas y sin angustias se transformara en un horrendo mundo de caos? No existían respuestas para los interrogantes…Creí que era imposible tranquilizarla estando yo  a más de 8.000 kilómetros de España. Me dejé caer sobre la cama.

Lloré un rato, con un llanto largo, amargo, triste y desgarrado. Y poco a poco salieron al espacio las imágenes de otros atentados: Algunos de ellos en mi país cuando se desató la violencia  del narcotráfico en mi país: El avión de Avianca, la bomba del DAS, el atentado a “ El Espectador” y mucho más recientemente los infaustos sucesos del Club El Nogal. Otros, producto de arraigadas divergencias políticas o religiosas:  Hace varias décadas el de las  Olimpiadas de Alemania y en este las Torres Gemelas,  el de Atocha y más recientemente el de Manchester y ahora Las Ramblas. Muertos sin rostro , en  la gran mayoría de los casos, sin ninguna culpa, únicamente víctimas de  unos seres descontrolados por el rencor, la intolerancia y los odios  desbordados de ambos lados. Transitaban por sitios prohibidos a las horas indicadas. Soñaban, reían, trabajaban o solamente caminaban hacia un destino construido sobre expectativas lejanas. Nunca llegaron. No llegaron las noches de luna ni las noches estrelladas. Tampoco para ellos llegarán las navidades dónde el amor de sus vidas les daría el regalo por tantos años anhelados. Ni el próximo cumpleaños cuando comerían esa torta que tanto han deseado, ni ese viaje por un país ignoto que imaginaban como en un cuento de hadas…  No llegará el día de la fiesta que hace años venían planeando. Llegará, eso si , el silencio, el olvido, la desesperanza. Ellos no estarán sentados ni en la vereda, ni en el parque, ni en la orilla del mar, ni en el porche de sus casas y sus familias seguirán evocando…evocando…evocando… ¿ Muertes inútiles? ¿ muertes inexplicables? El paso de los días no hará que se les olvide pero tampoco día a día serán recordados.

El mundo sigue girando. Y los hombres, que se dicen pensantes, sólo dejarán el testimonio de sus perversidades.

martes, 29 de agosto de 2017

Amantes - Poema de Claudia de la Espriella Saavedra




AMANTES

 

Y me asomo al espejo…

en mi frente las horas del amor

se han quedado guardadas:

mis besos se han cubierto

con el suave rocío de tus labios.

 

Enamoras mis manos

con tu piel hecha trigal

danzando en la alborada.

 

Viajero que has llegado

con tu voz susurrante

de cítaras plateadas,

y me hablas muy quedo

de playas encantadas,

que el sol ,con sus destellos,

ha tornado en doradas.

 

Mil alas de gaviotas

desafían los aires

para volverse sueños

de antiguos navegantes

y ser las primaveras

de sibilas noctámbulas.

 

El canto de un jilguero

se ha colado en las sábanas

y un perfume de sándalo

invade las ventanas.

 

El día se hace lumbre:

se visten de arreboles

los senderos del agua,

mientras el viento danza

en mis senos alados.

 

Tus ojos se hacen libres,

y mi vientre te llama…

como una pluma leve

y una brisa soleada

me penetra los poros,

se torna en mariposas

con sus sedosas alas

que liban  presurosas

el elixir sagrado,

ofrendado a los dioses,

para ser inmortales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 27 de agosto de 2017

La Palabra Encadenada - Ramiro de la Espriella



Este artículo de mi padre Ramiro de la Espriella sigue vigente a pesar de hacer sido escrito en 1999
 
 
 
Ramiro de la Espriella

La Palabra Encadenada

 

Duele Colombia, y mucho más que la España invertebrada de los tiempos de Ortega y Gasset y Don Miguel de Unamuno. Y duele intensamente por razones políticas, por la ausencia de poder , por el desorden y, más acá por el aniquilamiento del ejercicio democrático.

Estamos frente a una persistencia de quebrantos que viene de atrás, de mucho más atrás, desde cuando se instaurara el Frente Nacional como sociedad por acciones del testaferrato de los dos viejos y tradicionales partidos.

De allí en adelante todo se trastocó y a la ausencia comunitaria de las decisiones políticas que le atañen directamente vino a agregar el fortalecimiento de los oligopolios económicos, ya estimulados por dos gobiernos liberales : los del presidente López Michelsen y Turbay y como consecuencia de su desmesurado crecimiento su conversión en el monopolio excluyente de la opinión pública.

Es así como hoy la palabra, libe expresión de las opiniones, se halla encadenada. La radio, la televisión, la prensa escrita, encadenados todos esos medios por esos mismos grupos oligopólicos, que concentran en sí mismos la tiranía de la información, transformada en alharaca publicitaria al servicio de los intereses personales, y, así mismo, la interpretación de as noticias de acuerdo con la cauda publicitaria emergentes que la condicionan a su amaño. Fuera de ese círculo cerrado apenas sí bordean los estrados del interés público la tendencia amarillenta de supervisión artificial que aparece y desaparece semanalmente en las revistas gráficas.

El desperdicio que de allí se deriva ha venido haciendo de nuestros medios una nueva fuente del enriquecimiento oligopólico que detenta su poder, ahora erigido en un determinante y voraz poder político que mantiene en confinamiento ruinoso a la inmensa mayoría de los colombianos, alterando aún más el orden social. Pero nadie se ha atrevido a decir que esa situación es factor concluyente de la profunda explosión del desorden público nacional. 

Donde no existe una plena libertad de expresión , o no se puede ejercer, confinada por el encadenamiento de la palabra, es más que imposible que pueda existir el equilibrio sustancial que hace de la controversia de las ideas la razón del sistema democrático.

Es claro, así, que no existe la libertad de expresión, conculcada por los grandes grupos económicos que la han aherrojado. Se trata de una serie de producción en suerte de producción en serie, que lo mismo renta al capital invertido en su compra que limita el ejercicio del poder político del Estado a una nueva maestría de silenciamiento colectivo de la opinión pública.

La palabra encadenada es una nueva fuente de producción que contribuye al desbordado crecimiento de los oligopolios, tal como está previsto en el caso de los envases, o del transporte o de las agencias de distribución , o la compra venta de insumos y las  materias primas. Un nuevo aporte negociable que rinde poder político al servicio de las empresas.

De allí que nuestros medios de información ya no opinen, sino publiciten, conforme ahora se dice. Y que la imagen haya reemplazado el libre juego de las ideas. Para el caso no importe al lado de qué o de quién , lo mismo da Tirofijo ahora en estado de gracia santificante que con el criminal que la OEA ha puesto en manos del director de la Policía…

La palabra encadenada o sea el servil encadenamiento de la democracia en holocausto al poder económico.

 

 

 


martes, 15 de agosto de 2017

Actuemos con Solidaridad - Claudia de la Espriella


 


Claudia de  la Espriella
 
 

 Actuemos con    solidaridad

Claudia de la Espriella.

 

Desde que nació Colombia se viene luchando para que el país salga de la situación de atraso y de grandes desigualdades que lo han caracterizado. Es un hecho probado que estas situaciones de abandono constante son  generadoras de conductas agresivas que causan un deterioro social  sistemático, donde se pone de manifiesto  el desprecio por nuestros semejantes y germinando así una violencia descontrolada, que viene acompañada de egoísmo extremo de tal forma, que muy pocas cosas se solucionan  de manera amigable.

Sin embargo, se está empezando a tomar conciencia de que ningún país crece armónicamente, mientras se esté en constante conflicto con el prójimo y no se produzca la solidaria cooperación de todos los estamentos sociales.

Diariamente se oyen historias estremecedoras, donde queda claro que el país se ha rezagado varias décadas con relación al desarrollo humano de los países llamados del Primer Mundo y que esta inequidad debe corregirse de manera inmediata.

Vale la pena reflexionar partiendo de un ejemplo reciente: una buena  amiga  me contó algo que me dejó  sin palabras. Visitó una escuela pobre en Cartagena y quiso saber el motivo por el cual un pequeño alumno no   podía concentrarse. Procedió a preguntarle y este, con la sinceridad propia de su edad, le dio una razón contundente y escalofriante: “ Seño, lo que pasa es que los ruidos de mi estómago, por el hambre que tengo, no me dejan oír a la profe, seño”. ¿Qué se dice ante esto? ¿ Se le reprocha la falta de atención? ¿ Qué es más importante, la educación o el alimento diario? ¿Cómo hacer que esta personita se convierta en un adulto verdaderamente útil para la sociedad?

Evidentemente este niño tiene ganas de aprender. Sabe que no es bueno no poder seguir las instrucciones de la docente. Es muy probable que se sienta avergonzado por los ruidos, pero no sabe cómo acallarlos y tampoco es consciente de que otros compañeritos  pueden estar pasando por lo mismo. Muchos adultos se sienten conmovidos por  sus  palabras, pero tampoco saben a ciencia cierta cuál sería la manera más eficaz de ayudar a solucionar un problema tan antiguo y complejo como este. ¿Dónde comenzar?¿Cuándo acabamos?

Indudablemente hay que proteger a la infancia mediante una acción conjunta de la ciudadanía y el Estado para erradicar el hambre.  Se sabe que tan pronto somos concebidos empezamos  a requerir del alimento. Si la madre no está bien nutrida, tampoco el hijo lo estará y siempre los dos  vivirán con un déficit físico y sicológico que les impedirá explotar al máximo sus capacidades. No es necesario ser un erudito para saberlo. Así pues, un niño en condiciones de desnutrición no será jamás un estudiante modelo. Es así cómo  surgen una multitud de problemas derivados de este hecho. No podrá crecer sano, no se desarrollará  intelectualmente como para poder modificar su entorno, ni llevará una vida digna, sin tantas privaciones ni tantas aulagas. Tendrá que conformarse con un trabajo inestable y mal remunerado, de tal forma que la sociedad donde se halla inmerso no será lo productiva que debiera ser y toda la nación seguirá en el atraso…la misma historia podría repetirse en sus hijos, sus nietos, sus bisnietos…

Sabemos que no es una exageración, pero esta es una cadena de errores  políticos interminable y todos tenemos en este campo enormes responsabilidades. ¿Cómo romper este círculo vicioso? Evidentemente, de manera consciente, nadie tiene el  deseo de que los menos favorecidos, económicamente hablando, se mueran de inanición. Pero son una pequeña minoría los que emprenden un accionar, dirigido a la cooperación de la comunidad para salir de atraso. En Colombia prima, de alguna manera, “el sálvese quien  pueda” como la única  regla de comportamiento ciudadano.  

Muy pocos se alejan del egoísmo  y comprenden que la esencia del progreso propio se encuentra en solucionar problemas comunes entre todos, esforzándose por crear las condiciones necesarias para que no sólo se enseñe a pescar sino que también, se  puedan financiar los arpones, las canoas, las atarrayas… de tal manera que la conocida metáfora china no sea un expresión idiomática más, sino un ejemplo de cómo se transforma una sociedad, partiendo de un esfuerzo cívico donde todos pongan y todos ganen.  Esta es la utopía  que en este continente americano todavía no parece probable. Está lejano el día en que se vean los frutos de naciones guiadas hacia un bien común derrotando a los egoísmos particulares.

Es muy doloroso  y frustrante constatar que la mayoría de la población se  rige por el convencimiento de que el esfuerzo  individual es el único que vale la pena realizar: “ Si yo estoy a salvo,  qué importa si mi vecino rueda escaleras abajo?”. Es así notorio que en nuestros territorios se sigue imponiendo la supervivencia , en su forma más primitiva, aquel accionar en dónde prevalece el egocentrismo y no se adoptan conductas gregarias. Es un hecho que se piensa que el poner la zancadilla, resulta la forma más expedita para llegar al ascenso deseado. Suele ser habitual comportarse  como ruedas sueltas y esa falta de sentido de cooperación, la carencia interna del convencimiento en que “la unión que hace la fuerza”,  ese negarse la solidaridad como la forma  idónea para alcanzar más rápidamente el progreso personal y  comunitario, impide que se consigan las metas de desarrollo en la sociedad colombiana. Sin embargo, aunque  está lejano el día de lograr una empatía entre la gran mayoría de conciudadanos, si es un hecho que se está tomando consciencia de que la hora del cambio ya se está aproximando: Mirarnos con ojos más compasivos, sentir que tantas frustraciones repetidas en largas décadas deben acabarse, se sabe que haber vivido en un constante  e inexplicable conflicto armado, ser todos enemigos de todos, es un desgaste de energía innecesario, absolutamente pernicioso, dónde lo que prima es la sinrazón y dónde los resultados adversos se  manifiestan  a través de los miles de niños que no se nutren de manera optima, ni pueden estudiar, capacitarse para explorar sus potencialidades intelectuales y físicas al máximo y, por lo tanto, la corrupción moral se impone y  el atraso impera para hacernos creer que éste es un país sin esperanza.

No estamos dispuestos a legarles a las nuevas generaciones esta nación proclive al fracaso. Es la hora de comenzar a moverse hacia el progreso comunitario. Dejemos de quejarnos . No más brazos cruzados . Veamos en el otro un aliado y actuemos juntos  movidos por la solidaridad  y creamos en una Colombia verdaderamente capaz de superar adversidades. ¡Actuemos sin excusas, ya!

Cartagena, julio/17.