Y me asomo al espejo…
en mi frente las horas del amor
se han quedado guardadas:
mis besos se han cubierto
con el suave rocío de tus labios.
Enamoras mis manos
con tu piel hecha trigal
danzando en la alborada.
Viajero que has llegado
con tu voz susurrante
de cítaras plateadas,
y me hablas muy quedo
de playas encantadas,
que el sol ,con sus destellos,
ha tornado en doradas.
Mil alas de gaviotas
desafían los aires
para volverse sueños
de antiguos navegantes
y ser las primaveras
de sibilas noctámbulas.
El canto de un jilguero
se ha colado en las sábanas
y un perfume de sándalo
invade las ventanas.
El día se hace lumbre:
se visten de arreboles
los senderos del agua,
mientras el viento danza
en mis senos alados.
Tus ojos se hacen libres,
y mi vientre te llama…
como una pluma leve
y una brisa soleada
me penetra los poros,
se torna en mariposas
con sus sedosas alas
que liban presurosas
el elixir sagrado,
ofrendado a los dioses,
para ser inmortales.
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