jueves, 4 de octubre de 2018

Coherencia - Artículo aparecido en " Ciudad Paz"


 
Coherencia

Por Claudia de la Espriella.

 

Un buen político, algo que muchos creen que no existe, debe ser muy coherente entre lo que piensa y expresa en las plazas públicas y lo que hace en el ejercicio del poder.

El politiquero, en cambio, dice lo que los demás quieren escuchar y procede según su capricho y ambición. La confianza ciudadana se resquebraja cuando se notan evidentes contradicciones en este aspecto. Infortunadamente es mucho más frecuente que aparezca el politiquero que el político y desconozco el motivo por el cual los colombianos reaccionamos tan tímidamente frente a tan nefastos personajillos. Solemos quejarnos, si, pero el rechazo social que ejercen nuestros compatriotas es muy débil y poco determinante frente a estos mentirosos compulsivos que tanto abundan en nuestro país y finalmente no suele darse ningún cambio.

Con algo más de un mes de haberse posesionado, el presidente Duque ha mostrado de qué está hecho en verdad. Su falta de compromiso con la palabra empeñada se puso de manifiesto cuando un miembro de su gabinete fue cuestionado.  Días antes el primer mandatario había hablado, con vehemencia, de emprender su lucha contra la corrupción y dijo que iba a dedicar sus mejores esfuerzos a combatir este flagelo. Sin embargo, a pesar de esas proclamas, en el caso Carrasquilla salió de inmediato a asegurar que el ministro era inocente, convirtiéndose así en juez de una causa, de la que no conocía antecedentes ni testimonios o pruebas para afirmar tan contundentemente tal cosa.  Curioso proceder de alguien que es abogado y que debería saber que le corresponde a la justicia asegurarlo, no a él. La falta de coherencia es indudable. Tanto que asusta darse cuenta que con tan poco tiempo de ejercicio del poder, haya dejado de lado el discurso para mostrar la realidad de su personalidad poco seria y propensa a actuar a la ligera. Es claro que su discurso no es acorde con lo que hasta hacía poco tiempo proclamaba como un propósito fundamental en su mandato. Lo indicado hubiera sido afirmar, por ejemplo, que dejaría actuar a la justicia y que aceptaría el veredicto  pues todos sus funcionarios deben demostrar  tener una hoja de vida impoluta .

Ahora pasemos a los hechos. El agua es un derecho fundamental que tiene la humanidad. Es necesaria para la vida, indispensable para todos nosotros. Lucrarse indebidamente con ella es un crimen imperdonable y más aún cuando se esquilma a municipios que viven en las condiciones más adversas. Así las cosas, es inadmisible que una persona que supuestamente se aprovechó de sus contactos políticos y que en un abuso de sus influencias,  utilizó  esas condiciones, no para el beneficio de la sociedad, sino para enriquecerse de manera desmesurada sea quien administre los dineros del Estado colombiano. Sin embargo, al presidente este asunto le parece nimio y lo sigue manteniendo en el cargo. Olvidando, que el funcionario debe ser digno y hacerse a un lado para dejar que la justicia actúe sin ninguna presión indebida del gobierno. Aún así; no se puede exonerar de responsabilidad al presidente actual. Si el ministro de Hacienda no daba un paso al costado, él debió retirarlo del cargo. No es conveniente para el país que esos cuestionamientos subsistan y queden todos estos acontecimientos en una especie de nebulosa que los oculta de la mirada de los ciudadanos.

Para complicar aún más lo que ha venido sucediendo, el senador Macías, del mismo partido mandatario; y quien en la tarde del pasado 7 de agosto, pronunció un discurso impropio para la ocasión, donde  señaló toda clase de actos de corrupción del anterior gobierno, resuelve archivar la moción de censura al ministro Carrasquilla,  sin presentar razones de peso para ello. Evidentemente cae en una franca contradicción con sus palabras. De nuevo lo dicho apunta a una determinada dirección y los hechos se mueven en sentido contrario.

Un país que realmente busca acabar con la corrupción a todos los niveles debe exigirle al gobierno severidad y buen ejemplo.  Lo que se está notando es que se habla mucho de moralidad pública pero se procede de manera muy tibia cuando los cuestionamientos hacen referencia a los altos dignatarios del actual gobierno. Debemos , como ciudadanos  realmente manifestarnos disgustados por tantas actuaciones  poco claras y lo que es peor  por no dar explicaciones que son tanto necesarias como sanas.

 

Cartagena, Octubre de 2018.

 

domingo, 5 de agosto de 2018

La mirada lírica de Cristo García Tapia


 
 
La mirada lírica de Cristo García Tapia

Por Claudia de la Espriella.

 El escenario del Claustro de Santo Domingo es un lugar propicio para la poesía. Un amplio patio colonial, lleno de todas las tonalidades posibles de vida y naturaleza, el aire tibio del anochecer así como la presencia silente de los días coloniales hicieron que la presentación del poemario de Cristo García Tapia “Ojos viendo pasar el mundo” se quedará en la memoria de todos los que allí estábamos. Amigos de siempre- unidos por el culto a la palabra poética, esa que a veces sangra, como cuando se lee a Vallejo, o la que evoca  a la tierra de los mayores como en la lírica irlandesa de Yeats-  nos reunimos para escuchar con deleite y evidente emotividad el diálogo  de dos figuras destacadas de la literatura de nuestro Caribe: Al poeta sincelejano y el periodista, gestor cultural y  también poeta Gustavo Tatis Guerra.
Es un hecho que cada uno de nosotros tenemos una forma peculiar de ver la vida y enfrentarla pero también es verdad  que hay puntos esenciales en los que convergemos todos los humanos, tal como se evidencia en el epígrafe de Luis Cernuda al inicio del poemario: “Que otros ojos compartan lo que miran los míos.” Por eso, a lo largo de la lectura de la obra de García Tapia se siente que se está frente a una realidad que nos es común: el sentimiento de asombro que nos depara el día a día, a pesar de saber que ésta no se nutre de hechos extraordinarios.
El título del libro remonta al lector a una  poesía donde hace presencia ese lenguaje de quien explora su alrededor con ojos a veces perplejos, otras muy reflexivos, pero siempre ansiosos de descubrir nuevos códigos donde aparezcan respuestas ligadas a  los lugares más recónditos del alma y así detenerse a beber la sabiduría del universo. Se está frente a  la diversidad que nos conduce a diversas interpretaciones  de la vida. Por eso dice: “El ojo  se abre y el universo se expande”.
Evidentemente la luz es una protagonista inobjetable.  Es  el hilo conductor de  su obra. Aparece, a veces, en las formas caprichosas del leve vuelo de los pájaros, en las hojas danzantes de los árboles, en las tonalidades diluidas de la tarde, en las imprecisiones de las sombras o en las visiones fugaces. Se trata de un elemento que nos acerca a la vida con todos sus contrastes: “Toda presencia es turbulencia/ el día, sus tonos, sus apacibles formas/tocadas por la luz”. De algún modo simboliza nuestro paso por este mundo  y cada uno de los cambios a los que nos enfrentamos a lo largo de la existencia.
La voz lírica de García Tapia es reflexiva. Transita por los senderos  donde existe la intención de equilibrar la nostalgia con la sabiduría del ser humano que  asume con madurez toda experiencia,  encontrando lo positivo pero también todo lo que representa un desafío por superar: “Creo en el fondo estar sereno y/ risueño./No conforme.” Se trata de un autoanálisis certero y equilibrado que demuestra una observación muy bien tamizada. Aunque  se percibe una actitud objetiva también hay una rebeldía que hace que el poeta transite por los caminos de una lucha libertaria, donde se convierte en Ulises y Penélope o el mismo Hermes  dejando  que los  halos de luz lo guíen hacia la inteligencia acuciosa sin detener jamás su  paso y  donde cada instante nos lleva a un aprendizaje.
Siempre hay lugar para meditar alrededor de nuestra misión como seres pensantes y actuantes. Su poesía no es meramente contemplativa sino se trata de un lenguaje lírico donde la invitación a construir nuestro propio destino está presente en todos los rincones de sus palabras. Mirar es también detenerse a pensar, estar dispuestos  al análisis, ser capaces de no ser arrastrados por el primer impulso y principalmente estar ávidos de aprendizaje. De allí que García Tapia escriba en “Universos Paralelos”: “Desde mi cuarto observo sucesivos/ universos:/ Pájaros, árboles, el viento entre las ramas./ Un ahorcado que simula dormir./ El patio inmóvil/ y todo: susceptible de encontrar en otros universos.” La suya es una voz que se mueve en torno a una filosofía de vida,  que se toca con la nostalgia pero que no entra en el terreno de la melancolía sino en los senderos del conocimiento trascendente.
En ese otear el poeta se detiene en la madre  con su amoroso empeño de ser espíritu protector para acompañarlo como guía espiritual y revelarle que el amor es la única fortaleza que permite afrontar todas las dificultades. Reconoce en las mujeres una  capacidad intuitiva que nos lleva evitar desastres y que llega acompañado de  ese cariñoso cuidado que se deriva de la observación silenciosa y detenida  de nuestros semejantes. De allí que afirme: “Por los ojos de mi madre y mi hermana/veo pasar el mundo”. No es necesario detenerse en una  serie de figuras retóricas para rendirle un homenaje lleno de emotividad y al mismo tiempo con la sencillez del alma que se despoja de toda artificialidad innecesaria.
En los poemas eróticos de Cristo García Tapia prima la sutileza que deja sentir sobre la piel un aire leve que acaricia casi sin tocar y es allí, precisamente, donde  se percibe la belleza de su canto: “Como dunas tus senos he soñado”. Nada sobra, nada falta.
Varios poemas de García Tapia se mueven en el terreno de los Haikus. Nos  conducen a meditar sobre la fugacidad de la existencia y lo mutable que puede  ser el vivir.  Se sitúa en  un mundo donde los silencios y la brevedad de una caricia del aire se mezclan para conformar el ambiente previo a la creación del artista. Por eso, como un iluminado se vuelve oráculo. Dice: “Presagio de alas./Breve luz entre los árboles.”
Así pues, se trata de una lírica rica en la profundidad de sus pensamientos y sensible  que es capaz de  reconocer que  los otros son parte fundamental  del cosmos. De nosotros depende estar siempre dispuestos a acercarnos, a escudriñar todo cuanto pasa en frente a nuestra ventana personal de  dudas, nostalgias, recuerdos, esperanzas y desafíos  que nos saludan a diario.
Cartagena, agosto de 2018.

lunes, 18 de junio de 2018

Instante de Amor- A la espera de un auto


 
 
Instante   de   Amor
 
A  la  espera de un auto:

pequeñas mariposas,

blancas palomas,

canarios centenarios.

Me tomas de la mano.

La tarde ha declinado.

Un poema mio


 
 
 
Poema
 

Quiero soñar poemas para ti.

Soñar que los días iluminan

al suave abrazo del sol

en tu mañana.

 

Quiero sentir el agua

bañando tu sonrisa

con el  roció de mis labios.

 

La dulce brisa de la tarde

rozándonos el alma,

llegando con  el murmullo

de las noches lejanas.

 

Quiero decir:

Te amo

dormida entre tus brazos.

 

 

 

domingo, 20 de mayo de 2018

Una reflexión electoral - Claudia de la Espriella

Articulo aparecido en la  edición especial de la Revista Virtual " Ciudad Paz" con motivo de las elecciones presidenciales de se realizaran en Colombia el domingo 27 de mayo de 2018. 


 
 
 
Una reflexión electoral

 

 Estamos a poco más  de una semana de las elecciones. Hay incertidumbre y mucho miedo de lado y lado. Una situación  que, de por si, dificulta el ejercicio libre de la democracia.  El temor paraliza e impide tener la mente apta para tomar decisiones acertadas. Sin embargo , hay que reconocer que en Colombia no es habitual que se de el voto de opinión, puesto que esta decisión casi nunca responde a una reflexión muy cerebral y bien analizada, propia de esos países donde sus ciudadanos están políticamente instruidos  y con suficiente criterio para elegir con entera independiente y según el leal saber y entender de cada uno de los votantes.

Hay que aceptar que en nuestro país, aún en las capas más instruidas de la sociedad, se vota movidos más por sentimientos y emociones muy primarias, que haciendo un análisis detenido y sosegado de todos y cada uno de los candidatos, para que se pueda elegir a la persona más idónea y honrada, capaz de llevarnos hacia el bien común  propendiendo por una nación que crezca en armonía  y con el equilibrio social que se tanto se necesita.

Evidentemente en esta república  se vota en contra de y no a favor de. Con esa conducta de reacción es un hecho que todos somos culpables de la debacle en que hemos vivido por más  de doscientos años. Acá no importan ideologías , ni programas de gobierno, que vengan de donde vengan, jamás se concretan en nada. En este país de lo único que se trata es de quitar del medio a quien pueda incomodar a su más fuerte rival. Colombia es una nación profundamente visceral, sin capacidad ninguna de conciliar nada. Y eso no es una característica  de nuestra historia reciente. Esto está tan pegado a nuestro proceder como lo está al suelo nuestra cordillera de los Andes.

Ahora bien, la historia no es una novela escrita al arbitrio de los historiadores. La historia, colombianos, la escribimos nosotros, con toda la responsabilidad que nos atañe. Es nuestra inconciencia, nuestra postura cómoda, es nuestra negligencia a la hora de votar, la que ha perpetuado el caos. Decidir no es difícil. Es mirar en nuestro interior, dejar de lado todas las influencias negativas de uno u otro lado. Es reconocer que siempre sabemos a ciencia cierta, cuando alguien, por ambición de poder desmedido, con un egocentrismo fuera de toda racionalidad; nos trata de engañar con palabras melifluas o voces de guerra a la vista para conseguir sus propósitos non sanctos. La verdad es debemos propender por construir una nación próspera y en verdadera Paz. Es indispensable respirar profundo, con cabeza fría, darnos cuenta que la desigualdad acá es verdaderamente es asfixiante y que para mejorar el entorno es nuestra obligación luchar con mucha fuerza para realizarlo. Colombia necesita un presidente ecuánime, un estadista de verdad, verdad. Alguien que acabe esa polarización tan absurda en que hemos caído y que combata la miseria en que viven millones de compatriotas. Para eso es necesario elegir a un individuo con inteligencia reflexiva y emocional, libre de bajas pasiones, que realmente tenga la voluntad y la experiencia, para llevarnos por el camino de la reconciliación que es tan necesaria para que nazca este nuevo país  que tanto anhelamos.

 

 

 

 

martes, 15 de mayo de 2018

El Museo de Arte Moderno de Cartagena nos necesita


 


El Museo de Arte Moderno de Cartagena nos necesita

Claudia de la Espriella

Es bien sabido que en Colombia la cultura es considerada hija de menos madre. Todos los gobiernos , con pocas excepciones, han  creído  que lo que se invierte en fortalecer nuestro sentido de pertenencia y de identidad  no es importante. Se olvidan de aquellos valores intrínsecos que  conforman los cimientos de una nacionalidad, hecha de contrastes y nutrida por una historia convulsionada; donde se fusionan múltiples elementos,  que se transforman  en la voz de un país que requiere  cuestionar  una realidad desigual y sin rumbo claro y que desea luchar por  encontrar un lenguaje artístico que nos lleve a ser  ciudadanos más analíticos  y críticos  con  esta sociedad desigual, para  así llegar a un equilibrio que esté profundamente ligado  con ese progreso intelectual tan necesario.

En épocas  electorales , como la que ahora atravesamos, es muy frecuente que tanto los candidatos regionales como los que tienen aspiraciones presidenciales digan, muy alegremente, pero con muy poca sinceridad, que están muy preocupados por darle a Colombia un nuevo rumbo y un lugar preponderante al quehacer cultural. Hablan de proyectar al país a nivel internacional, de fortalecer al turismo y otras frases hechas que, como siempre, no llevan a ningún  lado. Mientras tanto, las situaciones críticas se agravan hasta el punto de volverse inmanejables.

Debido a la mencionada desatención de los diferentes gobiernos con todo  aquello que tenga que ver con el  arte,  es que las entidades dedicadas a la difusión cultural tales como los museos, bibliotecas municipales, universidades, grupos de teatro, músicos, gestores culturales , etc.  se ven en calzas prietas  para poder cumplir con su labor. Tal es el caso del Museo de Arte Moderno de Cartagena que ha podido sobrevivir de puro milagro.  Como se sabe,  este hito cultural y arquitectónico de la capital de Bolívar, esta situado en un lugar estratégico y  privilegiado del “Corralito de Piedra”, junto a la Plaza de la Aduana y diagonal a la iglesia de San Pedro Claver. Por eso,  entre otros motivos, debería  ser el punto de confluencia de la cultura del Caribe colombiano y no tendría que correr el peligro de extinguirse sin que la  sociedad haga nada. Es cierto que no está  en el olvido total, pero también  es verdad que se mantiene en pie gracias al amor infinito de tres mujeres: Yolanda Pupo de Mogollón, Marta Zúñiga de Siegert y María  Sixta Bustamante, quienes con una tenacidad  admirable, con un espíritu  de lucha especial y un compromiso con la ciudad inquebrantable, hacen que se lleven a cabo  allí diferentes eventos de toda índole.

De un tiempo a esta parte, las  dificultades económicas  y la falta de  apoyo distrital y nacional han incrementado una crisis que no se puede dejar avanzar. Urge que el país tome cartas en el asunto.  Cartagena es la ciudad más visitada por extranjeros. En la retina de los visitantes se quedan las imágenes de una serie de obras pictóricas y escultóricas que narran la historia artística  de Colombia y las tendencias del pensamiento estético en Occidente, desde del siglo XX y lo que va corrido del siglo XXI. De allí  que sea importante preservar los tesoros que allí están consignados. Todo el esfuerzo realizado por muchos años para preservar y difundir este legado de creatividad que es testimonio de una fusión de diversas creencias, cosmogonías y que constituyen la síntesis de un país que indaga por una personalidad propia y distintiva. Confluyen elementos  propios de una cultura fortalecida por la fusión de etnias disimiles y con la cosmogonía peculiar e irrepetible.

Cartagena ha tenido desde 1891, cuando se funda la Academia de Bellas Artes de Bolívar, dirigida por Epifanio Garay, tiene una vocación  que consolida  una tradición  pictórica muy importante. Esta ciudad, quizás  por la presencia de atmosfera marina  invita a desplegar la imaginación creativa que, alentada por la luminosidad del cielo  tropical, permite que las pupilas de quienes la observan  se hagan libres y crezcan en el horizonte para transformarse en  un espíritu viajero capaz de reflejarse en el Arte. Esta realidad se corporiza en una serie de artistas que se han destacado mundialmente tales como Enrique Grau, Darío Morales, Bibiana Vélez, Hernando Lemaitre, Heriberto Cogollos, Alfredo Guerrero, Cecilia Porras, Cecilia Delgado, Tere Perdomo, Gonzalo Zúñiga  Ángel , Cheo Cruz y otros muchos que han enriquecido al Arte colombiano.

Sin embargo, se habla y, con mucha razón, de que esta ciudad ha dejado de lado su tradición  histórica y cultural,  para darle paso a unas conductas chabacanas que se le ofrecen a los turistas como si fueran la esencia de nuestra identidad . Partiendo de ese supuesto “atractivo”, es fácil  deducir que se haya descendido aún más y que se haya llegado a la deplorable situación de dejar atrás una vocación digna y que enaltece a este terruño para darle paso al turismo sexual y de drogas. Ese tortuoso camino debe enderezarse de inmediato. Para lograr lo que es fundamental  para Cartagena es necesario que exista un mandatario local con el suficiente carácter y valentía, para ejercer su autoridad y que se decida a trabajar con firmeza apoyando y promoviendo los proyectos culturales que fortalezcan aquellas tradiciones que fusionan todos los aspectos inherentes a las raíces  que le dan solidez  ética y estética a la colombianidad.

El MAMC, merece ser preservado por todos, llámense Gobierno Regional  o Nacional , grupos financieros, empresas privadas y ciudadanos del común. Lo fundamental es fortalecer e incrementar la producción artística  que ponga a la ciudad en el liderazgo intelectual que siempre tuvo y la aleje de ese universo denigrante en que ha caído  desde hace unas décadas. El tiempo de la indolencia debe acabar YA.  No hay que detenerse ni un momento. Cartagena se merece el respaldo de todos y Colombia requiere fortalecer sus instituciones culturales.

viernes, 4 de mayo de 2018

Colombia es una democracia?


 Articulo aparecido en la Revista Virtual " Ciudad Paz" dirigida por la abogada y periodista barranquillera Carmen Peña Visbal .

 

¿ Colombia es una democracia?

Por Claudia de la Espriella.

En los años de mi infancia y adolescencia en el colegio había clases de cívica  y de Historia de Colombia. Una excelente iniciativa que cumplía  con el propósito  de darnos una reglas sencillas de convivencia y, al mismo tiempo, nos  indicaba los valores esenciales para vivir en una verdadera democracia. Los maestros nos decían que nuestro país  era la democracia más sólida de Iberoamérica. Para esos años en el resto del continente  se debatía en dictaduras desde Argentina y Uruguay hasta Cuba. Era una época muy convulsionada , en medio del terror que le producía a EE. UU la posibilidad de que la influencia de la U.R.S.S se extendiera por toda América.

Cómo mi padre fue siempre político, un día cuando llegué  a casa y le pregunté  que si nuestra nación era una democracia.  Me contestó  que no y agregó  que lo era formalmente,  pero que el gobierno del pueblo y para el pueblo no era sino un sueño por realizarse.  Esa es nuestra realidad.

En un país donde el principal foco de corrupción son las elecciones no se puede hablar de democracia. No sólo sucede la compra-venta de votos en las presidenciales sino también en las parlamentarias,  en las departamentales y en las municipales. Ese es el origen de  nuestro caos, puesto que unos gobernantes que llegan mediante fraude organizado y engaños no tienen autoridad moral para corregir el curso de una sociedad enferma como la nuestra.

De otro lado, es bien sabido que ellos no creen en la democracia. Es más, les incomoda mucho. Ese profundo  conceptos filosófico que emerge de dicha palabra , implica pensar en el bien común muy por encima de los deseos más  personales. Precisamente por eso, no puede haber coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Todos hablan de bienestar general pero sus actos los desmienten. Un sólo ejemplo basta. En el país se ha decretado, desde hace  décadas, la educación primaria gratuita. Pero no se ha implementado de manera efectiva y siguen debatiéndose mecanismos idóneos para lograrlo. Y todos saben que no es una cuestión  económica sino de falta de decisión  política.  Se le asigna un presupuesto magro, porque lo que predomina es  indiferencia  del gobernante de turno para con los asuntos fundamentales como son educación, salud y trabajo digno. Por es contrario, con sus actitudes de señores feudales, se sienten que son dueños de la vida y honra de los demás  y por eso, no interesa nuestro crecimiento como personas. Poco importa si podemos cumplir nuestra metas en la vida. Lo único que les interesa es mantenernos sometidos a sus caprichos.

No se dan cuenta, además, que negarle un alto nivel de educación a los colombianos tiene consecuencias muy graves para el crecimiento integral del país. El atraso de nuestra nación es directamente proporcional a  la falta de  instrucción de sus habitantes. Es absolutamente antidemocrático que un jefe de Estado sea tan miope como para no darse cuenta que su decisión de favorecer a unos pocos trae consecuencias deplorables. Los industriales, los financistas, los grandes ganaderos y agricultores pierden competitividad cuando aquellos que trabajan para estos grandes emporios no están  adecuadamente calificados, para cumplir con eficiencia y celeridad las labores que les han sido encomendadas. Así  pues, el querer mantener este sistema injusto e inequitativo no nos permite ir hacia adelante.

La pobreza, que es el producto  de la confluencia  de varios factores, no se puede superar si no se aborda como prioritario el desarrollo educativo  integral. La indiferencia del Estado colombiano alarma. En las principales ciudades de nuestro territorio existe una pequeña franja de población  que vive de manera aceptable. La gran mayoría subsisten o sobreviven en la desesperanza. A la falta de oportunidades, de trabajo digno y adecuadamente remunerado, se le suman el hacinamiento, el hambre, las muy precarias condiciones de sus viviendas, un deficiente sistema de salud, vías  de acceso en pésimo  estado , dificultades de transporte y  como si fuera poco, carencia de centros educativos bien dotados. ¿Y qué  hacen los diferentes mandatarios? La respuesta es nada. Ni solucionan los problemas inmediatos y mucho menos los mediatos. Mantener este país en desorden es la consigna para impedir que las pocas familias que nos han gobernado dejen  el poder y así sigan  deshaciendo  a su antojo todo intento de caminar hacia un progreso seguro y estable.

Es fundamental pensar que Colombia no será  una democracia hasta que no se busque una transformación esencial, donde quede atrás la mirada despectiva de los jefes de Estado. Si no cambian las prioridades, jamás nos acercaremos al sentido profundo de dicha palabra. La forma en que se ha venido destruyendo a Colombia, no por la violencia de las bombas, sino por la indiferencia de los que tienen  en sus manos las decisiones transformadoras de nuestra nación y  que usan toda su  inventiva,  para ejercer esa violencia pasiva que se traduce en el menosprecio a los derechos fundamentales, consagrados en la Constitución  del 91 y mucho antes. Mientras no seamos capaces de entender que nosotros, los ciudadanos de bien, tenemos el destino del país en las manos y  no tengamos el valor  de rebelarnos votando a conciencia, por alguien a quien de verás  le quepa el concepto de democracia, estaremos viviendo bajo el oprobioso régimen  que nos tiene secuestrados en el hambre y la pobreza. Se trata de una dictadura disfrazada de libertad, pero dictadura al fin y al cabo…

                                   

         Cartagena, mayo 2018.

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 9 de abril de 2018

Tarde. Un poema de Claudia de la Espriella



 

 
Tarde
 

Otra tarde frente a la ventana.
 

El ruido de la lluvia,

un pájaro  de escarcha

viene con los sonidos

de las hojas del patio.

Llegas con el sigilo

de amores del pasado:

La voz suena a quimera

y las palabras diluyen

temores olvidados.

Amor he aprendido a amarte

con una brisa suave

que repite tu nombre

muy quedo en la distancia.

 

 

 

sábado, 10 de febrero de 2018

Compromiso colombiano con la Humanidad - Un escrito de Claudia de la Espriella- 1993


 
Castillo de San Felipe de Barajas- Cartagena, Colombia
 
Compromiso colombiano con la Humanidad

Por Claudia de la Espriella.

 Colombia está  siempre presente ante los ojos del mundo, ha dejado de ser un país  tercermundista para convertirse en el símbolo de la violencia y del caos. Por eso, todo lo que produce este país en materia de valores intelectuales y culturales no deja de parecer insólito  y siempre es rigurosamente observado por la opinión mundial.

En este orden de ideas, Cartagena está siendo mirada con el mayor detenimiento por la UNESCO.  Así las cosas la reunión que llevará a cabo este organismo internacional el próximo  diciembre, no debe ser tomada como una visita de cortesía ni como un descanso pre navideño.

Es el deseo común , que esta oportunidad que ahora ofrece la UNESCO, sea propicia para llevar a cabo los objetivos deseados por propios y extraños.

Si se tiene en cuenta la definición que trae el diccionario de la palabra patrimonio – bienes dejados por los padres, herencia, heredad-, es fácil  entonces deducir que Cartagena no pertenece exclusivamente a los colombianos, sino que por el contrario, son los cartageneros los administradores y albaceas de un valor histórico cuyo buen cuidado también  interesa a todos los demás herederos.

Así como los colombianos se preocupan por los destinos de las ruinas mayas y las pirámides  de Egipto; el resto de los pobladores de la tierra tienen derecho de tomar cuenta por la adecuada conservación  del bien encomendado para su conservación.

Cartagena y todos los habitantes de esta ciudad se encuentran en la obligación  moral  y política  con la humanidad de preservar de manera pulcra, digna y profundamente honrada, el bien encomendado.

El compromiso, entonces, es un arma poderosa para dignificar la imagen de Colombia en el exterior. Motivo suficiente para que sea asumido con toda seriedad, pues su mal manejo les otorgaría a los colombianos, especialmente a los cartageneros, el título  de pésimos administradores del Patrimonio de la Humanidad.

El deber cívico y ciudadano de los cartageneros es el de convertirse en guardianes de ese legado y otorgar con ahínco  soluciones a todas y cada una de las dificultades del entorno cartagenero: Sus deficiencias de alcantarillado, la descomposición  social que ha sufrido en los últimos  años, programas de salud, la falta de una política  cultural, el deterioro ambiental, la perdida de la identidad, etc.

Estos problemas, junto con sus respectivas soluciones, deben ser presentados durante la próxima reunión  de la UNESCO, no buscando su mirada generosa, en pos de una protección paternalista, sino por el contrario, manifestando una conciencia ciudadana definida, en torno a la claridad política  y administrativa en lo concerniente al legado histórico y recordando que no corresponde a los críticos del extranjero aportar toda la iniciativa en el momento de dar soluciones.

 

Cartagena, 13 de marzo de 1993.

 

 


viernes, 12 de enero de 2018

Un poema - Miedo. Claudia de la Espriella


 
 
 
 
Miedo

 

Tengo miedo de amarte

y sentirme engañada:

Que tus ojos de ámbar

se hayan vuelto diamantes,

que tu risa antes fresca

se haya hecho de escarcha,

que tu mirada límpida

se haya vuelto fantasma,

que tus manos tan cálidas

ahora sean avaras,

que tu cuerpo andariego

se haya ido secando,

que tu voz ayer dulce

sea ahora reclamo,

que tu abrazo en mi pecho

sea haya vuelto tan áspero,

que tus dedos me toquen

como garras punzantes,

 y  tus pies presurosos

se hallan vuelto pesados,

que los años vividos

se hayan esfumado,

que las olas del mar

ahoguen las palabras,

que ahora no escuches

mi canto enamorado.
 

Tengo miedo del miedo;

de tu ausencia cercana,

pero con todo y eso,

he escogido el amarte.