El abogado e historiador barranquillero Eduardo Posada Carbó, conoce como pocos la historia política de Colombia y en este artículo publicado hoy en El Tiempo deja un análisis muy valioso de la realidad por la cual está atravesando el país.
"Acuerdo ya!"
Eduardo Posada Carbó
Los esfuerzos por lograr un acuerdo nacional deben ser
bienvenidos y respaldados de manera amplia por la opinión
pública.
‘¡Acuerdo ya!’ es la consigna de las marchas de miles de ciudadanos
convocadas por la juventud colombiana, con eco internacional. Han sido
movilizaciones oportunas tras el triunfo del ‘No’ que ha dejado al país en un
estado de confusión extraordinario, lleno de incertidumbres. ¿A qué acuerdo se
refiere la consigna? ¿A quién va dirigido su mensaje? ¿Cuál es su
significado?
Por supuesto que se trata de un llamado urgente para que la
paz salga adelante. Importa aclarar. Como lo observó Juanita Vélez en La Silla Vacía, el
“mensaje central” de las marchas no ha sido necesariamente “defender lo pactado
en La Habana, sino alcanzar un acuerdo ya”.
La consigna debe entenderse,
creo, como un mensaje que busca abrir espacios de encuentros entre los del ‘Sí’
y los del ‘No’, condición indispensable para lograr la paz.
Es un mensaje
que parece interpretar bien el resultado del plebiscito, que, a primera vista,
proyecta la equívoca imagen de un país polarizado. Como lo advirtió Rodrigo Uprimny en una lúcida entrevista
con Semana, en el plebiscito “no hubo rechazo de la búsqueda de una solución
negociada, sino del acuerdo (...). Hay un consenso casi total de Colombia a
favor de la paz negociada”.
El triunfo del ‘No’, así haya sido por
márgenes ínfimos, tiene claras consecuencias, señaladas por el mismo Uprimny:
jurídicamente, “el acuerdo, como tal, no puede ser implementado por el
Presidente”. En lo político –añade Uprimny–, su consecuencia “es que debe haber
una negociación para lograr un pacto político y social que haga viable la
paz”.
Algunos sectores, como más de mil representantes de la comunidad
académica y grupos indígenas, se han sumado a las voces de los jóvenes.
Paralelamente, alrededor de 400 empresarios sugieren un “gran pacto nacional”
que permita “concretar un acuerdo de paz en forma expedita”. Se necesita “un
acuerdo de unidad nacional” dijo el senador del Polo Jorge Robledo.
No
otro parece ser entonces el mensaje del plebiscito, proyectado en estos y otros
llamados por un acuerdo nacional. Así lo supo interpretar el presidente Santos
al reconocer el triunfo del ‘No’ el 2 de octubre. Y tal fue el mensaje que, a
través del merecido premio Nobel de Paz al Presidente, nos enviara la comunidad
internacional a los colombianos.
Desde el día siguiente al plebiscito, el
Presidente abrió el “diálogo nacional”, y han transcurrido ya varias reuniones
con distintos representantes, tanto del ‘Sí’ como del ‘No’. El equipo del
Gobierno se ha reunido con el de las Farc en La Habana. Estas y otras noticias
han servido para reanimar las ilusiones en un provenir en paz.
‘¡Acuerdo
ya!’ es un mensaje, pues, dirigido a los del ‘Sí’, y a los del ‘No’. “Hay que
mantener la presión y enfocarla también sobre los dirigentes de las Farc”, ha dicho Guillermo Perry. Urge lograr tal
acuerdo. Como lo anota Julián Wilches, investigador en la Fundación Ideas para
la Paz, los riesgos de “mantener el proceso en suspenso” son muy
serios.
La urgencia de tiempo es razón adicional a las aducidas por
Uprimny, en sus “18 tesis para pacificar la paz”, al observar que el punto de
partida para el Pacto Nacional debe ser el acuerdo entre las Farc y el Gobierno:
“(...) fue apoyado por la mitad de los votantes como una salida al conflicto
armado; (...) fue aceptado por las Farc y sus filas; la comunidad internacional
lo ha aceptado; y los promotores del ‘No’, en general, dijeron que no se oponían
a todo el acuerdo, sino a puntos particulares”.
Los esfuerzos por lograr
un acuerdo nacional deben ser bienvenidos y respaldados de manera amplia por la
opinión pública. Para que el ‘¡Acuerdo ya!’ que reclama la juventud se traduzca
pronto en la paz tan anhelada.
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