viernes, 8 de diciembre de 2017

Poema - Cotidianidades - Claudia de la Espriella


 

Cotidianidades

 

Tu taza de café humeante

espera en la mesa,

para dar la bienvenida

a mi mañana.

 

Me miras con ojos de esperanza

y tu mano soñolienta

toma mi mano.

 

Me cuentas, bostezando,

que el día será gris

 y que las horas harán

su danza rutinaria…

 

Sonrío…

Me pregunto si un día

el reloj detendrá su marcha

y me darás el beso

que hará olvidar el tiempo…

y el espacio…

 

Te alejas con el ritmo

de quien no quiere marcharse.

Me imaginas desnuda:

me miras , sin mirarme.

 

El tráfico nos lleva

a sitios desiguales,

donde apenas respiras

el rumor de la brisa,

que cubre la montaña.

 

Un poco de sopor,

 y un sonido impreciso

que evoca la nostalgia.

 

Un verso olvidado

al borde de mi falda…

Y tu risa marina

tocando mis mejillas,

hechas de luz de luna,

para secar mis lágrimas.

 

Cae la tarde.

Hay hielo en la ventana...
 

Desabrochas mi blusa

asoma la ternura

de un suspiro

mojándonos los labios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 4 de diciembre de 2017

A Modo de Relato - Poema. Claudia de la Espriella.


 
Enamorados Claudia Fuentes
 
 
A  Modo de Relato
 

 

Me has dicho:

Nuestro amor

bien merece un relato.

Te miro tratando de asombrarme

y busco cada instante

vivido a tu lado…

 

La hoja de papel en blanco...

El rumor de mariposas

aleteando en mis manos

y ,sin prisa, besando las palabras.

 

Llega el viento huracanado

mientras mis pechos tiemblan,

y mis manos ansiosas

buscan tu nido

para  resguardarse.

 

Los días pasan

y llegan las auroras,

vestidas de arcoíris,

para verter las horas

repletas de esperanza,

caminando la vida,

siendo dos cuerpos

fundidos en un solo  abrazo.

 

Como en un tiovivo,

las horas van cambiando,

a veces nos sonríen

y , por momentos,

se  tornan en llanto.

 

Más tú, mi bien,

permaneces grabado en el aire,

que ondea mi cabello,

como si fueras gaviota libertaria.

 

Respiras los minutos

que juntos construimos

y de mi boca brotan

mil bienaventuranzas.

 

Cada una de ellas

lleva tu nombre,

grabada en mis entrañas.

 

Te miro en el espejo

y cien jinetes

atraviesan mi cuerpo

a horcajadas,

y mi garganta se funde

con el viento

para gritarle al eco

que te amo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 27 de noviembre de 2017

domingo, 26 de noviembre de 2017

Qué quieres que te diga? - Poema - Claudia de la Espriella


 

Qué quieres que te diga?

 

 

Qué quieres que te diga?

mi dulce amor,

no tengo las palabras…

 

Podría hablarte de sombras encantadas

que rondan por mi alcoba

para luego besarte.

 

Si quisiera mentirte,

te diría que no existen  motivos,

para guardar tu nombre

en las profundidades.

 

Bien pudiera fingirte,

para esconder mis lagrimas,

y hablar de basuritas

que irritan mi mirada.

 

Si acaso, yo quisiera,

llevaría  bellas alas,

para volar contigo,

donde todos tus sueños

se hagan realidades.

 

Buscaría  los senderos

donde moran las hadas,

y ellas nos darían

un sonido de lunas

para volvernos sabios.

 

Si supiera mil lenguas,

hablaría con las aves,

y siempre de  mañana

vendrían a cantarte.

 

Danzarías con las flores

que perfuman mis sabanas,

vestiría con la seda

de mil olas de plata,

para alcanzar  tu mundo

y beber de tus labios

el “te quiero”  que me ofrendas

tan pronto despertamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 18 de noviembre de 2017

Frente a mi ventana - Poema. - Claudia. de la Espriella


 
 
Frente a mi ventana

 

Hace frío  y tiemblo,

las hojas danzan

con todo su encanto,

el viento toca mi piel

casi sin mirarla,

y yo te busco

dentro de mi pecho

mientras tu amor

viene a abrazarme.

 

Frente a mi ventana

pasan las nubes,

me saludan y luego,

con su andar de prisa,

se vuelven infinitas

y acunan nuestros sueños,

para darlos a luz

en la mañana.

 

Frente a mi ventana

se hacen tiernas

tus palabras de amor

rozándome los labios.

Es agua pura

el color de tu mirada,

y mil alondras liban

tu piel  al despertarme.

 

Frente a mi ventana

se desnuda la luna

para cubrir de plata

la frente que tus dedos surcan

en la suave caricia

de tus manos amantes.

 

Frente a mi ventana

nos hicimos viajeros

del futuro, con la esperanza

a cuestas, cimentando castillos

para poblar las tardes

del olor a café  y de saudades.

 
Frente a mi ventana

quiero perpetuarte,

mi buen amigo, el viento,

nos regaló el secreto

para pescar estrellas

y vestirnos con luces,

de venturosos días

fundidos con la vida,

para hacer de este amor

nuestro nicho sagrado.

 

 

 

viernes, 17 de noviembre de 2017

Un poema mío - Minutos - Claudia de la Espriella.


 
 
 
Minutos
 

 

Mis ojos y tus ojos han guardado

cada gesto de amor en nuestras manos.

Mi  beso en tu mejilla ha dibujado

un corazón tan tuyo como el sonido

estremecido de la lluvia que levemente

recorre la ventana.

 

Es tibia nuestra alcoba, escondiendo,

en penumbras, los sagrados secretos

del canto de las aves narrando sus amores

en lejanos lugares donde todos los dioses

lloraron sus desvelos por  jóvenes amantes.

 

Tejo mis trenzas de hace años y veo

venir, sin prisas, ese primer abrazo,

que nos dimos jugando en la playa

y el rubor de las olas, cuando por vez primera

tu cuerpo recorrió cada sendero

hasta llegar a mi alma…

 

Y fueron los minutos, en su danza de antaño,

viajeros del deseo de ser eternizados...

 

 

 

 

 

viernes, 3 de noviembre de 2017

Revista Virtual - Ciudad Paz - Claudia de la Espriella. - El Patrimonio.



Castillo de San Felipe de Barajas
 
El Patrimonio
Por Claudia de la Espriella
 En el diccionario de la RAE, se define Patrimonio así: “Hacienda que una persona ha heredado de sus descendientes.” Lo que quiere decir que es un legado de valores espirituales  y materiales que recogen, en un objeto, muchos años de diario sacrificio para darles a sus descendientes una calidad de vida mejor a la que ellos tuvieron. El agradecimiento, por lo tanto, es lo menos que se puede hacer para honrar a los antepasados. En el caso de la Heroica, parece ser que los colombianos, en calidad de administradores de esa herencia, estamos fracasando.
Volviendo los ojos al escándalo desatado en Cartagena, desde hace un par de semanas , alrededor de la construcción de una serie de rascacielos que dañarán el entorno del  Castillo de San Felipe de Barajas, es necesario que se hagan una serie de consideraciones sobre los constantes irrespetos, al invaluable legado arquitectónico,  que se vienen sucediendo en esta histórica ciudad.
Lo primero que hay que decir, es que este hecho no es sino uno de los muchos atropellos que se han venido dando desde que la ciudad adquirió importancia turística, a raíz de la declaratoria de la UNESCO, de “Patrimonio de la Humanidad”.
Hace unos años, en la década de los 80 existía, a nivel nacional, el Consejo Nacional de Monumentos, entidad dedicada a preservar todos aquellos inmuebles que representaran un valor histórico o cultural del país. Se contaba con asesores de las facultades de arquitectura , historiadores, representantes de las autoridades locales y nacionales y miembros de los principales gremios turísticos y profesionales de las diferentes ciudades donde se llevaban obras de restauración.
En el caso de Cartagena, la Academia de Historia de la ciudad, era quien llevaba la voz cantante en este aspecto. Su presidente, Donaldo Bossa Herazo, era todo un erudito que conocía la historia de cada edificación desde sus primeros dueños hasta bien entrado el siglo XX. Sus explicaciones sobre la razones por las cuales se construía de una determinada manera y no de otra, eran didácticas y convincentes.  Por ejemplo, en cuanto a los miradores es claro que en la inmensa mayoría de las casas del Centro Amurallado este elemento no existía por considerarse que  no era necesario. Sólo lo requerían los grandes comerciantes y potentados de la época, pues su función no era recreativa, no se trataba de ver los arreboles en la playa, sino de avizorar los barcos procedentes de España, La Habana o Veracruz, cargados de mercancías o llenos de esclavos y así llegar a puerto para negociar lo mejor que se pudiera. Por lo tanto , adicionar actualmente, ese elemento  obedece más a un capricho de los nuevos dueños, que a un respeto por la tradición  arquitectónica de esta ciudad. Sin embargo , basta pasar detenidamente por la Avenida Santander para constar que sobresalen, como si se tratara de los adornos de una torta de bodas, una serie de los ya mencionados miradores, rompiendo flagrantemente con la armonía del espacio. Este es solo uno de los atropellos que se ha impuesto a las edificaciones coloniales.
Pero son muchos más las arbitrariedades  que se suceden casi que a diario. Tal como describe Javier Covo Torres, en su novedosa tesis de grado, en la Cartagena de los siglos XVI y XVI existían dos tipos de casas, acorde con el dinero de sus propietarios: las  de una sola planta y las de dos plantas. Es fácil entender que las de un solo piso correspondían a personas con menores recursos económicos que las de dos pisos. Por esa razón elemental, no estaban decoradas con lujo ni los materiales que se empleaban eran importados de Europa. Así que, por ejemplo, adicionarles pisos de mármol, es un total contrasentido. Sin embargo,  este tipo de  errores lo cometen, sin que nadie se los impida a los restauradores.  
Y que decir de aquellos viejos caserones que han  sido adecuados para ser hoteles o restaurantes? Como se dice en el argot popular del Caribe, “ahí si ha sido el despiporre  total”. Evidentemente es necesario darle a los huéspedes el confort que se exige en estos casos, pero hay muchos excesos que no están justificados. Por ejemplo, quitar celosías, acabar con las persianas, son algunos de los abusos que no deben cometerse. Es claro que estos cambios se pueden dar, porque la ciudad carece de los estrictos controles que anteriormente  tenía el Consejo Nacional de Monumentos. Pero, aún así, nada justifica tanta arbitrariedad. Las autoridades locales hacen muy mal en no haber implementado unas políticas que observen con rigor  el desarrollo de ese tipo de restauraciones que atentan contra la historia de la ciudad. Igual muchas de estas acciones deberían ser tomadas teniendo en cuenta las recomendaciones de nuestra Academia de Historia. Conocer la tradición nos enriquece como nación y ,al mismo tiempo, hace que las generaciones más jóvenes aprendan a cuidar lo nuestro.
Ahora bien, volviendo al caso del Castillo de San Felipe, es evidente que se pasa por alto la historia de esta fortificación, como bien lo explica, el director del Museo Naval, arquitecto y miembro de la Academia de Historia de Cartagena, Gonzalo Zúñiga Ángel. Las fortificaciones edificadas por la Corona española, para la defensa de Cartagena, obedecían  a un plan cuidadosamente trazado: Se debía ver desde  distintas perspectivas de la ciudad la entrada de los barcos piratas. Para ello era indispensable que se situaran los puntos de ataque en lugares específicos, de manera que pudiera impedirse la llegada de los filibusteros hacia la ciudad amurallada. Así pues, construir el castillo, donde está, sobre el cerro, tiene toda una razón de ser irrefutable. Pero, si como se pretendía, se tapa la visual, es imposible que los visitantes comprendan que el sistema de defensa español era perfecto para la época y que, gracias a eso, América del Sur no es de habla inglesa. Sin embargo, resulta muy difícil de entenderlo si se pretende  avistar un barco, viniendo de la Boquilla y entrando a la bahía , a través de las minúsculas “rejillas” que quedan entre edificio y edificio. Esa es una misión casi imposible. La grandiosidad de la obra de ingeniería militar que se hizo en esta ciudad desaparece por completo , en aras de un capricho arquitectónico de unos particulares.
Siempre se ha dicho que el interés general prima sobre el   interés particular. Acá, en este proyecto urbanístico, seguramente necesario, lo que acontece es todo lo contrario. El curador urbano no tuvo el criterio de juzgar que era más importante el sitio que tiene Cartagena en la historia del mundo, el deber de administrar bien ese tesoro, que no es exclusivamente de los cartageneros y los colombianos, sino de toda la Humanidad, para por ese sólo motivo, negar la licencia de construcción. Resulta muy difícil de creer que ese proyecto solo es viable en frente a San Felipe. Recorriendo  la ciudad de manera desprevenida se pueden encontrar muchos lugares que podrían servir para ese fin. Por qué atentar contra el castillo?
Igualmente, no es fácil entender  las palabras de la señora Ministra de Cultura: “trataremos de detener la obra” . Ella es la guardiana de todo el Patrimonio cultural de la Nación. Su obligación no es “tratar”, sino impedir que se despoje a la ciudad de un título muy merecido. Debe recordar que está incurriendo en una falta grave y que está en sus manos el frenar semejante desatino. La carencia de autoridad es un defecto que no puede tener un funcionario. Si lo permite, la historia no podrá absolverla.
Cartagena, octubre de 2017.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 





 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 28 de octubre de 2017

Poema. - Todos los días. - Claudia de la Espriella






 
Todos los días

 

Todos los días

pariré un hijo por la tarde.

Un hijo de la historia

de nuestras horas álgidas ,

de desvelos callados

 y el aire de otoño

golpeándonos la cara.

 

Todos los días

llegará lentamente,

ese  sonido suave

de una canción lejana

que ,con todas sus letras,

inundará nuestra alma.

 

Todos los días, amor,

tocarás mi ventana,

y la luz de tus ojos

repetirá el milagro,

de vestirme de seda

con alas de esperanza.

 

Todos los días

lloraré  como el ave

que volvió a su nido

y encontró los despojos

de sus sueños dorados.

 

Todos los días

vestiré de saudades

para surcar el aire

con versos  libertarios.

 

Todos los días

el mar vendrá a llamarme

y viajaré en tu barco

hacia playas lejanas...

 

Todos los días
me  miraré en tu alma

y allí estará el hijo

que pariré mañana…

 

 


viernes, 27 de octubre de 2017

Claudia de la Espriella. - Poema simple # 2


 
Poema  simple # 2
 

Y la lágrima brota

sin siquiera mirarnos,

como un juez severo

que quiere condenarnos.

 

lunes, 23 de octubre de 2017

Claudia de la Espriella - Lluvia.


 
 
Lluvia

 

La lluvia de octubre me adormece,

como si se tratara de una nana,

siento tu mirada en mi vientre

y ,sin preámbulos, avanzas

hacia los misterios de mi casa.

 

Como un hilo de Ariadna,

tus labios van marcando

los espacios que esconden

laberintos de sueños inconclusos

pensados para desafiar el alba.

 

El frio de la luna me ha tocado,

por los confines de un llanto, que no logra

desprender ese nudo en mi garganta.

Y tu voz me deja la cadencia,

de un otoño durmiendo a nuestro lado.

 

 

 

 

jueves, 21 de septiembre de 2017

Poema Erótica - Claudia de la Espriella.


 

Erótica

 

Llega la tarde :

Hay arreboles danzarines en el aire

y bandadas de alcatraces revoloteando

para volverse nubes de espumosos plumajes.

 

En la alcoba:

tu mano coloniza los pliegues de mi falda

y abre las compuertas de ese lugar recóndito

donde vibra mi cuerpo como un arpa.

 

Me acerco:

y desnudo tu pecho

para hacerme canción acompasada

mientras miro absorta tu corazón ardiente

siendo cadencia que baila en mis montañas.

 

Mi cintura te aguarda:

como el sutil encaje

de la noche de nupcias para ser desposada.
 

En mi vientre:

aletear de libélulas , como estrellas fugaces,

se levantan al vuelo, junto a Venus,

para hacer las delicias de los buenos amantes

y las dos desnudeces reposan en nuestro lecho

como si la mano de un ángel las tocara.

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 18 de septiembre de 2017

FRANCISCO, EL HOMBRE - Visita del papa Francisco a Colombia


 
 
 

Francisco, El Hombre

Por  Claudia de la Espriella

Cuenta la leyenda vallenata que , en tiempos primigenios, hubo un cantor que iba, de pueblo en pueblo,  llevando las noticias de toda la región y de lugares lejanos. La gente se sorprendía con sus versos. Por donde pasaba lo admiraban. Un día el diablo, siempre envidioso, encarnó en ser humano y decidió desafiarlo.  Con toda la mala fe , la astucia y lo perverso que siempre ha sido y acompañado de la soberbia que lo caracteriza; estaba seguro de ganarle al juglar y llevarlo al infierno. Sin embargo, el rapsoda se olió  la treta e invocando a la Trinidad y a la Virgen lo mandó a lo más profundo del Averno donde ni Dante pudo imaginar las torturas que le esperaban. Desde entonces los lugareños lo bautizaron como Francisco, El Hombre.

Han pasado muchos siglos  y han sido numerosos los dolores que  han sacudido a Colombia por culpa de la intolerancia y la violencia. Sin embargo, ha llegado un nuevo mensajero, también llamado Francisco  El Hombre, que viene con sus sandalias caminando desde el sur de América y  quien busca dejarnos las palabras renovadas de la Trinidad y de María.

Ha llegado para  advertirnos que la confrontación armada fratricida debe  acabar y  que seremos libres  cuando expresemos nuestra alegría sin el miedo de que las balas nos la arrebaten. Dice, además que:  “La guerra sigue lo que hay de  más  bajo en nuestro corazón.” Estas palabras han sido pronunciadas para que las meditemos mucho y para detenernos a pensar que es urgente desterrar los odios. A menudo muchos compatriotas manifiestan su deseo de convertirse en seres humanos esencialmente buenos y alcanzar el reino prometido. Pero es bien sabido que sin “el amarse los unos a los otros, como yo los he amado” dicha intención jamás será una realidad. Así que es indispensable cambiar la mentalidad para alcanzarlo.

A un país dividido por las desigualdades sociales le es casi imposible crecer en armonía y llegar a desarrollar plenamente  sus capacidades. Por eso, es  más que necesario entender que sólo deponiendo las armas, tanto las de fuego como las que acompañan la intolerancia; se hará realidad el surgimiento de una nueva nación capaz de vivir en  la paz de Cristo y con el debido respeto que nos debemos unos a otros.

El amable peregrino se dirige a jóvenes, casi niños y les lanza un desafío temerario: “Que las dificultades no los opriman. Que la violencia no los derrumbe.” El trabajo que les espera a las nuevas generaciones de colombianos no es tarea para hacer a la carrera . Es un compromiso para cumplir a lo largo de sus existencias como creyentes y como buenos ciudadanos. La vida está plagada de obstáculos.  No siempre el despertar es plácido. El hambre, la ignorancia, la falta de oportunidades para muchos, duelen y sangran. Ellos, los que apenas ahora abandonan la adolescencia, tienen el deber de recorrer un camino que los lleve a descubrir esa “Colombia profunda” de la que habla el obispo de Roma.  Únicamente con alegría y esperanza esa paz tan deseada podrá forjarse.

En Villavicencio, ciudad que se identifica con el inicio de un largo sendero verde, como la esperanza que tenemos en un mejor mañana, el encuentro estuvo marcado por el sonido angelical de las arpas. Sin embargo, el punto más destacado de la jornada se dio cuando se fundió lo sublime y lo humano: el testimonio de las víctimas de estos largos años de diversas intolerancias. Nada hará posible olvidar las palabras sentidas de doña Pastora , perdonando lo imperdonable. Una lección de amor que estará por siempre en la mente de muchos de los que la escucharon. Y a Francisco se le vio asombrado de que tanto dolor pudiera superarlo esta mujer humilde  y salir a seguir luchando cada mañana. La innegable valentía de las colombianas se cristalizo en esta víctima sabia y santa.

Siguiendo con sus mensajes llegó  a lo escarpado de loa Andes y allí se se pronunció en torno a las obligaciones de los conductores de almas.  Manifestó que no es correcto lucrarse avariciosamente cuando se está comprometido con la fe en Jesús. Recordó que el excesivo apego al dinero es el camino más seguro para no estar jamás frente a la presencia divina. Reprochó esa vida de lujos que muchos anhelaban y recalcó, profundamente convencido de lo que hablaba, que la felicidad profunda se encuentra en el corazón verdaderamente puesto al servicio de toda la comunidad.

Existe una ciudad heroica y amurallada, donde muchos se han sentido, han sido y siguen  siendo esclavos. No sólo por haber sido vendidos y comprados, como si se tratara de objetos y no de seres humanos, sino porque la miseria, el abandono gubernamental  y de la sociedad, la falta de un servicio de salud, educación y de oportunidades, la explotación en sus trabajos, la corrupción política, hacen que miles de ellos estén literalmente cercados y que, como es bien sabido,  a diario los  continúen lacerando los piratas foráneos que llegan con todas las  intenciones de realizar grandes negociados. Son las víctimas de una violencia pasiva que ejerce el Estado colombiano donde, día a día, se les aísla y se les estigmatiza al considerar que no es necesario oírlos que mucho menos deben ser atendidos.

Aún así , esas personas tan abandonadas por  los poderosos de la ciudad, demuestran mucha más solidaridad hacia el prójimo que aquellos que tienen la posibilidad, desde sus posiciones de liderazgo, de asumir responsabilidades sociales, bien sea como políticos, como financistas o empresarios. Por eso,  los conminó a dejar de lado sus vanidades y a asumir, sin dilaciones, el deber de  luchar por un país más incluyente. Su mensaje apunta a olvidarse esas formas capitalistas de entender la economía para pasar a una visión humanista , donde lo que prime sea el bien común y no los intereses particulares.

Después de  jornadas extenuantes, llegó el momento de llevar sus cantos de amor y entrega a otros pueblos tan necesitados como Colombia. Francisco se veía cansado. Pero su sonrisa diáfana no dejó de aparecer en ningún momento.

Sabía que su misión había calado muy hondo. Muchos estamos convencidos de que tenemos el deber de recorrer el sendero de  la Esperanza. Esta sensación se percibe a través del latir calmo de los corazones que buscan reconciliarse, consigo mismos y con los demás. Fue  debido a  esa fuerza interna , recién germinada , que los jóvenes del Caribe consiguieron cantar y bailar con un entusiasmo desbordante. Francisco, El Hombre baila con su mirada  y sonríe, con esa sonrisa amplia propia de las mentes limpias, carismáticas, amorosas,  humildes y sabias. Una vez más el diablo sale con el rabo entre las piernas,  mientras en el horizonte se lee claramente un mensaje: “Demos el primer paso”. Parece que esta vez lo estamos logrando. Simplemente sigamos caminando…