domingo, 13 de diciembre de 2015

Recuerdos de la Infancia - Carta al Niño Dios.


Quiero escribir una serie de recuerdos de mis navidades en mi infancia.  Espero que los disfruten y les traigan también recuerdos de la infancia
 
 
 
Carta al Niño  Dios
 
 
Recuerdos   de   Infancia
 
Se acerca la Navidad y todos volvemos a la infancia. Recordamos los momentos felices vividos y toda lo que , con tanta ilusión e inocencia, esperábamos.
 
Todo comenzaba con la carta al Niño Dios. Había que escribirla al principio de diciembre, pues mi madre decía que así había tiempo para que el Niño Dios pudiera comprar y organizar los regalos. Debía esforzarme en hace buena letra y no decir mentiras en la carta, porque podía ser castigada. Luego empezaba a esmerarme. Tan pronto la tenía redactada, mi mamá me pedía que se la mostrara. Me decía que “ dada pena” con el Niño Dios, que fuera con mala ortografía, sin signos de puntuación y mal redactada. Ella la corregía y luego comenzaba a negociar. “Mejor una muñeca colombiana que una Barbie. Las  Barbies no se parecen a las niñas de nuestro país. No es necesario que tenga tantos vestidos, porque va al colegio y allá lleva uniforme, mejor que sea colombiana para que te entienda lo que hablas,  tú todavía no sabes hablar bien inglés y entonces no pueden comunicarse”…Seguía y seguía hasta que lograba convencerme de sus argumentos y mi carta, antes muy larga, quedaba reducida a unas pocas líneas. Ella se sentía tranquila y decía que debíamos ira al correo a poner la carta. Me arreglaba y salíamos a mirar las vitrinas  y para seguir con el ritual de convencerme y “aconsejarme”. “ Esa muñeca es muy grande, no podrás  meterla en tu cama”, aquella se parecía a la vecina que era tan antipática, y así hasta que llegábamos a la que ellos podían regalarme. Luego los vestidos que eran regalos obligados, algún adorno para el cabello, unos libros de colorear y pare de contar… Yo regresaba a la casa muy ilusionada. Y esperaba. No me atrevía casi ni a abrir la boca no fuera a ser que mis padres me regañaran y perdiera los regalos. Como era única hija, la ilusión del Niño Dios me duró muchos más años que a mis compañeros de infancia.
 
La noche de Navidad, era de gran ansiedad y de  querer dormirme tarde. Pero no. Tenía que irme a la cama temprano para que el llegarán los regalos.
 
Al despertar encontraba los regalos esperados y era feliz como nadie. En la misa de Navidad iba con mi nueva muñeca para que el sacerdote la bendijera y no le pasara nada. Jugaba todo el día hasta cansarme.
 
Días de alegrías sin fin, de ansiedad frente a los regalos y más que todo llenos de inocencia que nunca más tendremos en las manos.

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