Sara Abril
¿Quién no conoce a Sara
Abril?
Pedro Blas Julio Romero
De acuerdo con la controversia que ha desatado la líder estudiantil de
la Universidad Nacional de nombre Sara Abril, puede llegar a considerarse el
que la chica si ha logrado hacerse notoria al vislumbrase como una marioneta de
la decadente izquierda colombiana.
Durante mucho tiempo una izquierda permanece en el oficio de alienación
sobre generaciones de jóvenes a que sean radicales en aquellas ideas, sin
razonar sobre el punto de vista del otro. Puesto que todo gruñir de izquierda
va considerándose en si misma hegemónica y dueña de la verdad absoluta. A
criticar sin razonar. A lucirse,
donde por incontables décadas ésta izquierda ha permanecido arrojando a esas
generaciones de jóvenes hasta la irremediable
inmolación. De entre los cuales, unos haciéndose en los pantalones a
paso de ciegos, sordos y mudos tras lo eufemístico de un internacionalismo
proletario. ¿Será en verdad que a Sara Abril le faltó mucha clase, respeto y
educación? O algo dijéramos como que se va adquiriendo en el hogar. O
simplemente ¿problemas de lo Psico-motriz? ¿Malas influencias después de
egresada? ¿O ésta chica solo buscaba hacerse conocer y buscar protagonismo?
¿Acaso estamos en capacidad de juzgar a una aventajada entusiasta en el
retoricismo manido de la necrofilia ideológica?
Uno causando risa por dilucidar alrededor de estos ajetreos, los cuales
no dejan de ser penosos, puesto que de un momento a otro le encuentras a cierta
izquierda, dizque radical, dándose la lengua junto con la descomposición de los
partidos tradicionales por continuar repartiéndose el cultural saqueo de los
caudales públicos. O de mercenarios, ya no al servicio del social imperialismo
maoísta o soviético-cubano, sino del narcotráfico.
A lo mejor, una Sara Abril viene a ser otra víctima atrapada en aquella
telaraña que la estuviera adoctrinando desde la recamara Nazi del Comité de
Propaganda y Detracción de su partido de izquierda, donde jamás le van a
instruir en lo concerniente al escuchar al otro, ni a discutir con argumentos.
Al no quedarle, a la misma, otro recurso sino lo de hacer ruido. Discurso
de ditirambo en pandereta triste cuando
ésta sociedad colombiana de país que no
llega ni a país, mucho menos a sociedad, ha de necesitar más que palabrería barata de izquierda, la
urgencia de propuestas al dialogo. ¿Amerita el aconsejarle, a la chica, retomar
su camino para que transmita mejor sus ideas? ¿Será que al parecer el primero
que faltó a las normas de debate fue ése funcionario público presidente de la
nación colombiana? Un funcionario a quien el constituyente primario le ha hecho
su empleado con el fin de que le defina asuntos de prioridad, de urgencia
crucial como la salud y la educación. Pero no obstante tales empleados por
cumplir a una innata herencia de ladrones se robaron aquello, y desde entonces
van en relucir de una alcurnia de hampa de jerarquizados y excluyentes. Siendo
a lo mejor uno de los motivos por los que el estudiantado no respetara ciertas
normas ¿no les parece? Además, los alumnos fueron citados para ver una película
y no para debatir con su funcionario público en estos momentos encargado de la
presidencia de la nación. Ella, la chica, desperdicio una oportunidad de oro
brindada por la altivez monárquica. Fueron míseros cuatro minutos, pero al fin
y al cabo cuatro minutos de su majestad a las puertas de una posible invitación
que reabriera un espacio con todos los estudiantes para no discutir, sino
mendigar, temas de agenda pública, así como ir dejando por sentado que el
público, o en éste caso los súbditos que se encontraban allí también
necesitaban respuestas claras acerca de la red de un prostíbulo de homosexuales
en la Escuela General Santander de la Policía, en Bogotá, ante la
aparente indiferencia de los directivos de la institución. Cuando por descubrir
cómo funcionaba dicha red homosexual le habría costado la vida a la alférez Lina María Zapata…pero aquellos súbditos del Rey, tuvieron que levantarse en repudio contra una Sara Abril, cuando por su tronera irracional
dio al traste con la posibilidad del posible esclarecimiento de un escándalo en
las filas de los héroes de la patria. La verdad fueron momentos tensos.
Y no deja de ser patético aquello cuando una señora sacó a flote un
hablado en guturales sucesivos piticos, muy a lo síndrome de Tourette. La misma
sin dejar a un lado aquella acentuada hediondez de sucia coprolalia como una de
las derivaciones del Tourette, por el intento de recomendar las toneladas de
ladrillos aumentando las toneladas de diagnósticos que no dejan de diagnosticar
a la porteña ciudad de Cartagena, que de paso, única ciudad porteña del mundo,
sin puerto. Ciudad re-diagnosticada, que en cada ladrillo editado de
diagnóstico, va en Cartagena el Johnny Walker envolviendo aquello en papel de regalos
y cinta ‘para’ un regalo a una que otra de sus puticas que les direccionan las
instituciones cartageneras bajo el mando de su “familia”. Un Johnny Walker, de
la “familia” de abigeos de la piedaternerovientre,
hoy tras las rejas, donde un flamante Johnny Walker, antes de estampar su firma
con la dedicatoria, cagado de la risa, no deja de festejar con esnifado de
cocaína a semejante logro de la academia. Entonces podemos convencernos como de
igual ésta otra ánima en pena, la de
guturales sucesivos piticos, muy a lo síndrome de Tourette, se hizo
sentir, que hasta da la impresión de ser pariente del engendro del impertinente
trasgo de la mella analucía.
Se recuerda que los estudiantes eran "primiparos" Mucho se argumenta de que se está es
satanizando a la líder estudiantil y de paso agregando la descalificación por
etiquetar a los millones de colombianos que no se encuentran de acuerdo con
----la "paz" de santos---, al señalar a estos colombianos como
"enemigos de la paz", con toda clase de epítetos como lo de
“guerreristas”, "ultraderechistas". Bueno, cada colombiano es un país
que odia al otro. A la larga…esto fue lo que trajo el barco.
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