Momentos
Tu olor
me acerca
a los altares de
Corpus Christi
con sus frutas
jugosas
invitando a la
lujuria
de
sabores perfumados.
Tus manos,
hechas de melodías
recorren sin
premuras
los nidos dejados
por las aves
que acuden a mi cuerpo
con el alba.
Tus palabras,
dichas como
murmullos,
se
arrullan en mis brazos
como
niños lactantes.
Recorro tu cuerpo, tu
piel…
respiro los aromas de tus dedos
y escudriño tu
pecho
bruñido con el sol de
tardes estivales.
Evocas los sonidos
de
las brisas de octubre.
Me
enseñas los senderos
de
caminos ignotos
con
huellas de rocío
que
cubre la hojarasca.
Te
adentras en otras latitudes
y
otras playas.
Preciosas
caracolas
me
dicen al oído que me amas.
Tus huellas se deslizan
entre surcos inmensos,
labrando mariposas
de estas tierras
morenas,
y el rumor de la
noche
vierte mieles
sagradas.
Mis
labios se estremecen
al
roce de tus labios
pidiéndole
a los dioses
conocer
los placeres de todas las sibilas
y
todas las deidades.
Las rosas de mis
senos
revelan mis secretos
para tu boca cálida.
El reloj se detiene.
Tu nombre bebe el
aire:
luces multicolores sobrevuelan
las sábanas.
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