jueves, 5 de mayo de 2016

Segunda Parte - Feminismo dónde estás - Pedro Blas Julio -

 
Sara  Marta  Fonseca
 
 

 
Feminismo dónde estás?
 
-   Segunda Parte  - 
 
 
El sexismo no es culpa de la mujer—matad a vuestros padres, no a vuestras madres—. De modo que en el núcleo duro del Movimiento de Liberación de la Mujer hay un lesbianismo andrófobo, amargado, extremadamente neurótico si no psicótico. La quintaesencia del Nuevo Feminismo queda patente. Las feministas han caído en una trampa de tipo lógico al basar sus acusaciones en siglos de lavado de cerebro masculino. Porque si eso fuera cierto, entonces ¿Por qué han sido los hombres quienes han dominado la cultura durante eones de tiempo? Seguramente, esto no puede ser un accidente ¿No es quizás evidencia de la superioridad masculina? Las seguidoras de Friedan, que claman estridentemente por la igualdad de ingresos y de posición, se han visto, sin embargo, superadas en los últimos meses por unas "nuevas feministas", unas liberacionistas de la mujer más militantes, son mujeres que colaboran con las simpatizantes del movimiento anterior, más antiguo, pero las consideran como conservadoras tías "Tom". Estas nuevas militantes, que han estado recibiendo la mayor parte de la publicidad, persistentemente relacionan la supuesta opresión de la mujer con la de los negros y, al igual que el movimiento negro, rechazan la igualdad y la integración y exigen un cambio radical en la sociedad. Piden la abolición revolucionaria del supuesto dominio masculino y de su supuesto corolario, la familia. Dando muestra de un odio hacia los hombres profundamente arraigado, y que apenas disimulan, estas mujeres quieren comunas solo para mujeres, niños administrados por el Estado, bebés probeta o simplemente la “castración de los hombres", que es lo que Valérie Solanis, la auténtica fundadora de este movimiento militante de liberación de la mujer, pedía en su Manifiesto SCUM 5 (Society for Cutting Up Men – (sociedad para castrar a los hombres). Solanis se convirtió en la heroína cultural del nuevo feminismo en 1968 cuando disparó y casi mató al pintor y cineasta, Andy Warhol. En lugar de desligarse de ella (como haría cualquier persona racional) por ser una solitaria perturbada, las feministas escribieron artículos alabando a Solanis como la "dulce asesina" que intentó deshacerse del "macho de plástico" Warhol. Deberíamos haber sabido entonces lo que se nos venía encima.  La palabra inglesa "scum" se traduce como "escoria" o capa de suciedad; entonces partamos de la opinión cuando relaciones más profundas se establecen entre hombres y mujeres, cada uno de ellos se convierte en algo más que un objeto sexual para el otro; si son afortunados, cada uno de ellos se convierte también en un objeto de amor. Parece algo banal que uno tenga que molestarse en decir estas cosas pero, en el cada vez más degenerado clima intelectual de hoy, ya no podemos dar por sentada ninguna sencilla verdad por evidente que parezca. La encantadora carta de Susan L. Peck publicada en el New York Sunday Times (del 29 de marzo de 1970) comentando el artículo de Brownmiller, contrasta con la estridencia de las feministas. Después de afirmar que ella, por su parte, da la bienvenida a la admiración masculina, la señora Peck afirma que "Para algunas esto puede sonar machista pero no albergo un enloquecido afán de venganza que me impulse a desear ver a mi responsable y trabajador marido planchando en casa". Tras denunciar la inadaptación femenina de la que hace muestra el "movimiento de liberación de la mujer", la señora Peck concluye: "Yo, por ejemplo, adoro a los hombres y prefiero ver a uno que convertirme en uno" ¡Hurra! Espero que la señora Peck hable por la mayoría silenciosa de mujeres norteamericanas. En cuanto a las feministas, tal vez podríamos empezar a tomarnos más en serio sus constantes y reiteradas analogías con el movimiento negro. Los negros han pasado en efecto de la integración al poder negro, pero la lógica del poder negro es cruda y simplemente: nacionalismo negro —una nación negra independiente—. Si nuestras nuevas feministas desean abandonar el "integracionismo" macho-hembra para alcanzar la liberación, entonces esto implica lógicamente otorgar Poder a la mujer, en definitiva, un nacionalismo femenino ¿Debemos entonces entregar un terreno virgen, tal vez las Black Hills o quizás Arizona, a estas furias? Sí, dejémoslas que creen su República Democrática Popular de Mujeres Amazonas Castradoras-de-Karate, que más que les pese, la infección de su enferma actitud e ideología se vería entonces aislada y apartada del resto del más amplio cuerpo social y los demás nos podríamos entonces dedicar a la buena y vieja heterosexualidad y seguir con nuestras cosas sin ser importunados. Ya es hora de que hagamos caso al sonoro mandato de William Butler Yeats: Abajo el fanático, abajo el payaso; Abajo, abajo, a martillazo. Y de que nos hagamos eco del dicho alegre de aquel hombre mayor francés del famoso chiste según el cual cuando en Francia una militante femeninista afirmó ante la audiencia en una reunión feminista: "Solo hay una muy pequeña diferencia entre hombres y mujeres", un hombre mayor se puso en pie y gritó: "Vive la petite différence!". El Profesor Leonard P. Liggio ha traído a nuestra atención dos puntos de vital importancia en la explicación de por qué la agitación feminista ha surgido de la Nueva Izquierda. La primera es que las mujeres de la Nueva Izquierda solían dormir promiscuamente con los hombres del movimiento y se dieron cuenta, para su conmoción y consternación, de que no estaban siendo tratadas más que como meros "objetos sexuales". En resumen, después de que carecieran de la autoestima necesaria para tratarse a sí mismas como algo más que objetos sexuales, estas mujeres de la Nueva Izquierda descubrieron con gran consternación que los hombres las estaban tratando precisamente como ellas mismas se veían a sí mismas. En vez de darse cuenta de que su propia conducta promiscua se hallaba en la raíz del problema, estas amargadas culparon a los hombres y así nació el movimiento de liberación de la mujer.
 
Por su parte Carla Pérez Morantes concluye --: lo de las reivindicaciones feministas, unido a los discursos a favor de la mujer que estuvieron acaparando titulares en las revistas de moda, nos remite a una curiosa pregunta, ¿son la moda y el feminismo compatibles?A pesar de todo, lo que sí está claro es que la moda no dura para siempre, es un movimiento cíclico que pasará para después ¿acaso volver?
 
Hemos sostenido una y otra vez que el feminismo solo vale para la izquierda, por eso son tan falsas, tan bragadas, tan…hipócritas, el mundo entero sabe que existen las damas de blanco, y sin embargo ¿qué dicen? ¿O cuando, digamos, por alguna casualidad le han dado la misma cobertura y apoyo que a las madres de la plaza de mayo?…ya sabemos la respuesta. Es indignante al igual que en los Estados Unidos las organizaciones de mujeres no protestan cuando las agredidas son anticomunistas. Vergüenza les debía dar ser mujeres y algunas decir en la televisión que son madres. Deberían al menos pensar que tienen hijos y…sobre todo hijas.
 
Las feministas solo defienden la izquierda, a través de los años ha sido así. Ellas como todo este elemento de izquierda llegará el día que irán a parar al basurero de la historia. Es bochornoso ver constantemente a esas pobres mujeres arrastradas y golpeadas por esos pocos hombres que parece no nacieron de ninguna mujer. Y después tienen el descaro de criticarle al exilio en Miami cuando protestan ante la llegada de un delincuente revolucionario de Cuba a cantar mientras en su usurpada, empobrecida Cuba golpean a mujeres indefensas, esas protestas son casi nada comparadas con lo que ellos se merecen que se les haga. Igualmente les molesta como los afroamericanos no protestan cuando ven que muchas mujeres cubanas de las que golpean son negras, ellos que se pasan la vida buscando cualquier tipo de argumento con respecto a la discriminación a su raza, ¿o es que las negras y negros cubanos no lo son también? La escritora Zoe Valdés nos acerca al desesperado clamor de esas mujeres. Que por lo mismo la siguiente carta--:
 
Sra. Ministra de Exteriores de España Doña Trinidad Jiménez, ¿podría usted enviar un recado a sus amigos del gobierno cubano para que cese la represión contra indefensas mujeres opositoras en la isla? Sería como mínimo una muestra de solidaridad con esa oposición que cada domingo se enfrenta a las turbas castristas para pedir libertad y respeto a los derechos humanos de sus conciudadanos. Esas mujeres necesitan su apoyo como mujer y como representante de un gobierno que presume de ideas de progreso. Por eso, usted no puede contemplar impasible la violencia que cada domingo se ejerce sobre esas Damas de Blanco, Damas de Apoyo y mujeres opositoras de Cuba, arrastradas por el suelo, golpeadas , detenidas en celdas tapiadas, y desaparecidas por horas y por días. Que este llamado  de atención sea también para todos los grupos, instituciones, y organismos feministas que dicen ser defensoras de la mujer maltratada. Sra Pilar Barden, Ministra Pajín, las mujeres cubanas necesitan de su ayuda .Denuncien esta violencia brutal, que es desde hace meses,  la noticia bochornosa que  cada fin de semana nos llega de Cuba.
                                                                                             Pedro     Blas    Julio
 

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