Pedro Blas Julio
La obra de Pedro Blas Julio
El poeta-escritor brasilero João Vanderlei de
Moraes Filho
, director fundador de la Casa de
Barro y del Festival Carurú
de los Siete Poetas del Mundo de Cachoeira Recóncavo de Salvador de
Bahía-Brasil. Catedrático de la Universidad
Federal de Salvador Bahía quien opina acerca del poemario versos
sacros de guerra en ilé agaju Xangó , o último libro del Poeta-Negro
Pedro Blas próximo a editar por el Instituto de Patrimonio y Cultura --IPPC--
de Cartagena.
El poeta-escritor brasilero João Vanderlei de
Moraes Filho
, acerca de la obra de Pedro Blas dice----:Su poética afortunadamente étnica.
Por qué lo de, Pedro, es un trabajo etnográfico y antropológico del espacio,
del imaginario africano en estas latitudes Heroicas. La narrativa épica
pregonada. De hecho una poesía para ser declamada....
En un proceso de educación de los pueblos afro descendientes de
Colombia, sería fundamental que esta literatura con trazos étnicos y
antropológicos fuera parte de un proceso de liberación contemporánea comenzando
por la comprensión de sí mismo, donde están nuestros fragmentos identitarios,
viendo se aquí como el tambor suena más fuerte en el corazón. La cultura, los
sentidos, los acentos étnicos de nuestras composiciones como ser, estando en
este mundo, en este espacio, sobre todo Cultural, nos regala un maravilloso y
admirable nuevo mundo, donde a través de su poética nosotros, lectores,
dibujamos las miradas y puertos negreros de Cartagena, del Caribe, del
Recóncavo, puesto al mar que nos sangra y en nosotros sangra…
Así mismo María Espinoza catedrática de
la Florida International University
Entrevista a Pedro Blas Julio Romero, poeta y cineasta colombiano María
Espinoza Florida International University Nacido en Cartagena (Colombia) en
1949, reside en Getsemaní, barrio emblemático de las luchas sociales de la
otredad latinoamericana en La Ciudad Heroica. Con antecedentes en el nadaísmo y
el surrealismo, el nadaísmo colombiano ha sido una de las vertientes que ha
dado la forma de expresión a la protesta social de sus textos. Ha publicado los
libros Cartas del soldado desconocido (1971) y Poemas de Calle Lomba (1984). En
1993 gana el Premio Nacional de Poesía “Jorge Artel” con el libro de poemas
Rumbos, con el cual ha permanecido representando a Colombia por diversos
lugares, tales como Cuba, dentro del Festival de la Gran Cultura Caribeña, o
Fiesta del Fuego, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que también
la de Bogotá, y la similar Feria internacional del libro de Caracas-Venezuela…entre
otros. El poemario antes citado ha sido incluido en la recopilación de toda su
obra, la Antología poética de Pedro Blas, editada en 2010 por la Universidad de
Cartagena. Asimismo, esta antología ha sido reeditada, también en 2010, en el
tomo XIII del programa de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana del Ministerio
de Cultura. Hace 24 años funda una propuesta, a partir de sus investigaciones
de la cultura africana, que consiste en la recuperación de los Cabildos de
Negros en su Cartagena natal. Cuenta además el poeta con un espectáculo de
escenificación de poesía negra musicalizada en lengua de la religión africana
Yoruba. Actualmente es miembro de un taller de narrativa con la dirección del
escritor Oscar Collazos. Tiene en preparación varios libros, tanto en prosa
como de poesía: Poemas de la Singladura, O Pañol de Proa; este último trata, en
parte, de su vida de marino durante 25 años por los mares y puertos del mundo.
De igual forma, esta apasionante vida de marinero vendrá recopilada en su
novela El cocinero del Vapor Monrovia. Por otro lado, ha escrito también poemas
a los reyes del cielo terrenal del sagrado panteón africano, o los sagrados
Espinoza 2 Hispanet Journal 3 (December 2010) Orishas, donde se aprecia un
estrecho vínculo junto con los héroes de la polirritmia afroantillana, como
Chano Pozo, Bola de Nieve, Héctor Lavoe o Celia Cruz, entre otros. Del mismo
modo, tenemos La Poesía negra y Poesía sin tiempo, con cantos a Poe, Vallejo,
Artaud y Miller. Desde el año 2000 dirige el Taller de Poesía “Luis Carlos
López”. En la actualidad participa en programas de radio donde se intercalan
comentarios acerca de las vanguardias literarias, la cuentística, la narrativa,
cine, poesía, literatura, así como la música en sus distintas vertientes.
Introducción Esta entrevista tuvo un nacimiento fortuito en la Segunda
Conferencia Internacional de Estudios Caribeños de Cartagena, Colombia, en
marzo 2010, en la que Pedro Blas Julio Romero, el llamado “profeta del pueblo”,
leyó varios de sus poemas como invitado especial. Después de su deslumbrante
presentación, Pedro habló acerca de su vida, su obra y el cine y la poesía de
Colombia.
ME: Pedro, me gustaría que nos hablaras de tus primeros años de
poeta, de esos tiempos en los que te das cuenta de que posees el don de la
poesía. ¿Cuándo descubres realmente eso que se llama “destino"?
PJ: En los
años de mis primeras letras, fascinado por los ejercicios o tareas de escuela
acerca de poesía y poetas, es donde empiezo a detenerme en contemplar una
melodiosa, como multicolor vida frente a mis ojos transcurriendo en mi barrio,
ya que en éste se estaba gestando el embrión de la ciudad de Cartagena de hoy
por hoy, la de la bulla lírica bordeada de un prisma. Desde aquel entonces
empiezo a proponerme a mí mismo: “esto tengo que contarlo; los demás deben
enterarse de esta ensoñación urbana de vitalidad”. Con mi ingreso en la
secundaria se va confirmando mi destino, al empezar a conocer muchas más
vertiente e Espinoza 3 Hispanet Journal 3 (December 2010) ir atisbando otros
horizontes, por ejemplo con Edgar Alan Poe, Antonio Machado, F. Kafka, Federico
García Lorca, Baudelaire; en fin, todos los malditos. Más adelante consigo, a
través de revistas como Life, poder enterarme de los movimientos Beatniks o
Beck con su capitán de altura Allan Ginsberg. Y empiezo a interesarme por
aquellos, gustándome, sobremanera, William S. Burroughs, no sin antes detenerme
con el asombroso camino de un Kerouac. Pero en el Parque del Centenario, dentro
de mi barrio, existía una biblioteca distrital metida entre charcos de orín de
borrachos, biblioteca eternamente rodeada de policías con prostitutas fumando
marihuana, donde el bibliotecario, siendo un “alcohólico” del tradicional
hegemónico Partido Conservador, me conduce hasta el estante donde me esperaban
Dostoievski y su biógrafo, Stefan Zweig. Con Alberti descubro la poesía de la
síntesis, lo mismo que con Jack Prevert, e ingreso con las lecturas de otros
poetas como Miguel Hernández, Rubén Darío, Huidobro, Neruda. Me convierto en
adorador de Las Mil y una noches. Veo en Jean-Paul Sartre la justificación de
corrientes derivadas de éste como los Beatniks o Beck, en los Estados Unidos,
los Nadaistas en mi país, así como el Corno Emplumado en México y el Techo de
la Ballena en Venezuela. Me van impresionando fenómenos como el de Jean Genet.
Así hasta el entronque activo con vínculos literarios en el sentido de mi
acercamiento muy personal con los Nadaístas quienes, a partir de la
preocupación del poeta nadaísta Jaime Jaramillo Escobar, me publican mi primer
libro: Cartas del Soldado Desconocido, o Cartas de Prisión, teniendo 16 años.
Voy viendo ya, insoslayablemente, que éste era mi destino.
ME: ¿Qué poetas,
escritores o experiencias han marcado tu obra?
PJ: Primero que todo, Arthur
Rimbaud, y, más adelante, autores negros norteamericanos con sus obras, tales como
Lansgston Hughes, Leroi Jones /Amiri Baraka. Obras de James Baldwin como Un
blues para Mister Charles, Dime hace cuanto pasó el tren, Nada Personal. Con
total y especial entrega, la literatura y el cine de mujeres, idolatrando a la
Espinoza 4 Hispanet Journal 3 (December 2010) Wesmuller y a Liliana Cavani, a
Sofía Coppola, Silvia Munt o a Icíar Bollaín. Con unas y otras me arrojaría en
una hoguera si las van a condenar. He permanecido aferrado a muchas de ellas,
como es el caso de la poesía de Emily Dickinson, las japonesas, Gabriela
Mistral, Anaís Nin, la Peri- Rossi, Raquel Jorodoweski, la Morrison, La
Yourcenar o Simone de Beauvoir. Al mismo tiempo, una coadyuvante y escabrosa
pasión de amor con el sátiro de la literatura, Henry Miller.
ME: ¿Por qué, para
qué o para quién escribe Pedro Blas?
PJ: Para la historia. Necesito, me urge el
dejar testimonios, como lo estuve manifestando anteriormente. Y de ahí el que
mi poesía sea, en muchos aspectos, casi prosa, de carácter narrativo. Quiero
contar, ante todo, episodios que tengan que ver con la historia de los seres.
Desarrollo el metalenguaje, es decir, ir más allá de la historia. Por ejemplo,
en mi taller, mucho antes de salir del país, mantuve un segmento denominado Los
héroes marginales, al ir reivindicando o desvelar los personajes hasta el
momento negados por la oficialidad. Entre ellos se encuentra el mismo Luis
Carlos López, poeta supuestamente insignia de Cartagena, pero repudiado, ya que
nunca los bajó de provincianos y vencidos. De igual modo, el poeta negro Jorge
Artel o Agapito de Arco, Candelario Obeso, así como los caudillos Luis Andrea,
Benkos Biohó, la negra Leonor, cimarrona libertaria y fundadora de palenque o
empalizadas libres—esa connotada reina Leonor—, Pedro Romero, entre otros.
ME:
¿Es importante nacer en el momento y el sitio adecuados? En todo caso, ¿qué
significa el barrio Getsemaní en tu obra?
PJ: En el caso particular mío, que
siempre he ido en contra vía, me inclino, por mera sensatez, a admitir que, si
no naces en el lugar adecuado, lo conviertes en el lugar adecuado. Eres Dios.
Eres supremo arquitecto de tu propio universo. Getsemaní para mí es América.
Pero la circunstancia de los primeros días de mi vida pudo haberme ocurrido, ya
sea con el mediterráneo europeo como en Bombay, en una u otra diversidad de
lugares donde, por Espinoza 5 Hispanet Journal 3 (December 2010) supuesto,
asumiría su situación palpable del momento, aunque después la abandonara. Por
algo salí muy temprano de mi supuesta tierra, saliendo a explorar y a auscultar
, para terminar convenciéndome de que la humanidad es una sola, con sus
veleidades virtudes y, como dice el poeta, Kavafis: “hallarás persiguiéndote la
misma de la que te desprendiste, le hallarás persiguiéndote donde quiera que
vayas”. Y yo hallé a mi ciudad, que es mi barrio Getsemaní, en Tasksim,
Turquía, Manila, Panamá , Nueva Zelanda, las Islas Samoa, Nueva York, Los
Ángeles, Chicago, las Indias Occidentales, Puerto Rico, Cuba, Tampa, la
República Dominicana, Kiribati, Nueva Caledonia, Honolulú, Senegal, Salvador
Bahía, Madagascar, Pretoria o Johannesburgo.
ME: Alguna vez mencionaste tu
afición por el cine. ¿Cuéntanos cómo influye el cine en tu vida y obra?
PJ: Mi
afición por el cine llega a ser a través, primero, de la literatura, donde en
el cuarto bodega del Tío Pedro Flores alcanzó a conocer cantidades de revistas
extranjeras especializadas en cine. Pero el episodio más importante de mi vida
llega a constituirse en poder tener la posibilidad de entrar en las salas de
cine que rodeaban mi barrio. En especial, las que nos correspondían a nosotros,
a la plebe, las salas más baratas, las de la calle larga, el cine Padilla y el
Rialto, donde, por accidente, llega parte del cine surrealista, con Luis
Buñuel, el cine del neo-realismo italiano— con Visconti, Rossi, Passolini o De
Sicca, entre otros—y la nueva ola francesa , ésta última encabezada por
Truffaut, Chabrol, Roger Vadin y Jean Luc Godard.
ME: Has mencionado
anteriormente la afinidad de tu primer libro con el ideario del movimiento
literario nadaísta, ¿Nos podrías dar algunos ejemplos en tu poesía? ¿Cómo
definirías el Nadaísmo colombiano? PJ: Lo abismal, lo nihilista, en poemas del
libro Cartas del Soldado, entre los cuales cabe destacar, a partir de la página
43 (de la edición de la Universidad de Espinoza 6 Hispanet Journal 3 (December
2010) Cartagena, con la ilustración de portada del pintor Cogollo), el titulado
“Honores de la Gran Burla”. A partir de ahí, todo el resto del libro. También,
algunos poemas de Calle Lomba, como por ejemplo “La Vida”, que dice: Mis deseos
son los de guiar rebaños tupidos de conejos por la nieve En mi sigilo de noche,
serenata blanca Alicia de maravillas Es un saludo largo y urbano Con el abrigo
a empellones de la muchedumbre. Al Nadaísmo lo defino como una manifestación
nihilista intestina del existencialismo sartreano. Contestatario, aunque
obediente a la antipatía montañera racista excluyente colombiana, se hizo la
vista gorda con respecto a la posición de los Beatnik, norteamericanos que sí
se acercaron a los negros.
ME: ¿Qué podrías decirme del taller de poesía-cine
“Luis Carlos López” que diriges hace diez años y explicar qué se hace en ellos?
PJ: Es una satisfactoria experiencia, puesto que estuvo forjando jóvenes hacia
otra encomiable perspectiva. Lo expreso en el sentido de mi forzada salida del
país por la desesperada situación humana, teniendo que regresar a mis labores
de marino mercante para poder subsistir. Lo que se hace en esos talleres como
primer ejercicio, sin dejar de intercalarse muestras de cine e integrando
discusiones en panel, es que, turnándose, cada tallerista expone en voz alta
sus textos. A partir de esto pueden ventilársele infinidades de aspectos, como
falencias y privilegios, hasta qué punto puede ser óptima su lectura o el
manejo de la dicción. Desde ahí también se le ha de empezar a objetar la usual
carga de adjetivaciones, por ejemplo, así como también la esdrujulización
excesiva, el gerundio, el galicado, el dequeísmo, etc. Hacer frente al tablero
de explicaciones didácticas con relación a si se puede Espinoza 7 Hispanet
Journal 3 (December 2010) conseguir un adjetivo sustantivado o, en su defecto,
adjetivar un sustantivo. Apuntalar en la necesidad de no caer en el
retoricismo, o sea, la retórica con un fatal “derrame de petróleo”, “narrar” en
poesía pero hasta cierto punto, y poner ejemplos donde tal tópico en algunos
autores es válido. Más adelante, hacerle ver a este expositor cómo la “y”
copulativa puede reemplazase por el “que”. O, en su defecto, hasta qué punto la
adjetivación puede llegar a ser aceptada e incluso enriquecer el texto; valga
el ejemplo en lo concerniente a mi misma poesía, aunque antes debo hacer la
salvedad. En mi trabajo llega a darse un fenómeno muy particular, muy mío, como
es el de yo apelar activando el trastrocarse de la sintaxis en aras del ritmo,
buscándole musicalidad a la misma, por ejemplo. Acá también me urge aclarar
cómo algunos de mis poemas llegan a ser extensos por yo tener que contar hechos
reales, historias, al punto de querer incursionar en la cuentística, así como
en la narrativa empeñándome, no obstante, en darle continuidad al lema de que,
en poesía, menos es más— es decir, insistir en la síntesis. Después,
seleccionar tareas asignadas de lecturas con el objeto de lograr el dilucidar
acerca de tales autores leídos. Traer invitados especiales que hablen acerca de
sus experiencia como poetas. La necesidad de gestionar la posible edición de
los textos de los talleristas. Sin dejar dentro de todo lo anterior—como lo he
expresado al inicio—el intercalar películas con motivaciones de foro,
acentuándole el carácter de taller de poesía-cine-literatura.
ME: Entonces, ¿la
idea de que el taller conecte el cine y la literatura tiene que ver con la
corriente nadaísta colombiana? PJ: Bajo ningún aspecto estos Talleres de
Cine-Literatura tienen que ver con la corriente nadaísta, ya que concierne
tanto a otros escritores como a otras corrientes literarias muy diferentes a lo
que en su momento llegó a ser el Nadaísmo. Lo nuestro es, específicamente, el
Surrealismo, si de vanguardias artísticas literarias se tratare. Para muestra,
veamos un botón. En nuestro país se dan fenómenos cinematográficos con jóvenes
escritores como Andrés Espinoza 8 Hispanet Journal 3 (December 2010) Caicedo,
quien alcanza a dejar estampada una que otra muestra cinematográfica, pero al
que, muy a pesar de su época concomitante al Nadaísmo y hallarse una o dos
cabezas principales del Nadaísmo en la ciudad natal, Cali, no se le relaciona
en ningún aspecto con aquel movimiento. Nuestras muestras de taller en lo
relacionado a Cine-Literatura se van dando en otras vertientes o segmentos al
interior del mismo, tales como Talleres de adiestramiento en CineClubismo—
preparando en comunidades, colegios y universidades el cómo hacerse la
confección de su propio Cine Club. De esta forma vamos desarrollando Talleres
de Cineliteratura, por ejemplo, a partir de Stanislvaski, del cual se desprende
toda la historicidad del tránsito de la dramaturgia al cine, con relación a
tópicos como la fotografía, la literatura y el cine. Sucediéndose en su orden,
Talleres de apreciación cinematográfica y Talleres de CineHistoria. Entonces, a
partir de aquí, vamos dilucidando cómo la mejor película no siempre se instala
para dejarse acariciar por nuestra memoria tras haberla visto. Muchas veces, la
mejor película se adueña de nuestro pensamiento y se acomoda en nuestra razón
durante la lectura de una gran novela, porque la literatura es el mejor cine de
nuestra vida. Como toda obra de arte, el cine, desde su gran amalgama, siempre
será artístico. Y el cine añade la imagen a la tradición literaria y coincide
con la literatura en sus objetivos. Se acerca a la narrativa en la técnica, en
todo tipo de técnicas, y se aleja de ella porque añade la imagen. Se hermana
con al teatro en casi todo y se aleja de él en la ilimitada posibilidad de
escenarios; se acerca a la poesía con todos los elementos de ésta y con lo que
algunos teóricos llaman la poetización de la imagen. Así evidenciamos
convencernos cómo el nuevo arte, este alucinante séptimo, requiere en
alimentarse abundantemente de los dos géneros literarios mayores: la novela y
el teatro. Toma prestado de ellos su poder de evocación, su capacidad
persuasiva, el ensueño, anudado al apetito que anhela conquistar a una sociedad
industrial en pleno desarrollo. Luego la cinematografía se parece a una bola de
fuego, por ir introduciéndose en los más Espinoza 9 Hispanet Journal 3
(December 2010) insospechados rincones y derramarse por el mundo con vocación
literaria. El motivo más profundo y auténtico para la lectura personal de tan
maltratado canon es la búsqueda de un placer privado y difícil. En estos
talleres se ventilan aproximaciones y correlaciones entre los modos de
despertar la emoción que comparten la novela, el teatro y el cine, cuando en
los mismos vamos dando énfasis en la continuidad investigativa de autores
literarios concernientes al cine, como Kundera o Gunter Grass, entre otros.
ME:
Pedro, eres poeta, pero tu poesía es reveladora de la problemática social y
cultural de Colombia. ¿Cuánta política puede aguantar el arte? O sea, ¿existe
el arte dentro de una función política?
PJ: Es inherente la política al arte.
Se encuentra tácita. El arte es totalmente político. Cuando haces arte con
severidad de estética, aquella misma belleza te va presentando lo político sin
sucumbir en el cartel, la clepta, ni mucho menos en el agreste panfletario de
la consigna.
ME: ¿Cómo ves la poesía actual colombiana? Y en tu opinión, ¿cómo
está en comparación con la escrita en otros países de lengua española?
PJ: De
una vanguardia avanzada. En una alta excelencia.
ME: ¿Qué consejos les das a
los jóvenes que están comenzando en esto de la poesía, a aquellos que han
decidido ser poetas?
PJ: Mi consejo es que no es un hobby como equívocamente se
le ha tenido, sino que la asuman como un oficio e ir hasta el final. La
desgracia llega a ser la nefasta ralea de nuestros funcionarios públicos para
quienes la poesía es una bagatela ya que no les rinde pingües ganancias.
Entonces aquí la praxis es la utopía, desde luego, que, ipso facto, tal actitud
de ser poeta converge a esquizoide y llega a ser suicida… pero válido. Menester
con respecto a la poesía, ante estos funcionarios de estos países, arrojarse al
vacío.
ME: ¿Qué nos falta por conocer del poeta Pedro Blas? PJ: Sus
experiencias de navegación por los mares del mundo en su poesía y narrativa.
Espinoza 10 Hispanet Journal 3 (December 2010) ME: Te pregunto, y sé que lo has
dicho en toda la conversación, pero, ¿qué sentido tiene un poeta en este mundo?
PJ: Hacer praxis la locura ME: Por último, ¿cuáles son tus futuros planes?
PJ:
Llevar también a la narrativa como a la cuentistíca la vida que me ha tocado
vivir.
ME: Muchas gracias, Pedro…
En
la emisora ---: U de C -Radio, de la universidad de Cartagena el periodista
Eduardo García expresa lo siguiente acerca de Pedro Blas----: Cartagena tiene
un poeta que le recorre las calles de su viejo barrio Getsemaní, para nutrir su
alma de creador con las vivencias de su gente, las algarabías de las esquinas,
las palabras gruesas del pretil, el andar cadencioso de sus negras.
El observa, escucha, hace suyas las
palabras y los gestos, el sentir de los andantes y luego convierte todo ese
universo de emociones en poemas que regala a quienes quieran escuchar la voz de
un poeta que ha adquirido el prestigio de los grandes sin buscar halagos ni
prebendas cómplices.
Los cantos de éste poeta se han
elaborado a cincel espiritual y rabia ancestral, de noche y de madrugada, con
sol y con luna, con hambre creativa, sin pedir permiso a la crítica, inmerso
solo en su mundo de fantasía que, sin embargo, está inmerso en la más cruda de las realidades.
Por mucho tiempo, nuestro poeta estuvo
en el olvido, se le desconoció, se le sometió a la invisibilización, había
mucho de envidia en aquella mezquindad que poco a poco fue cediendo ante la
fuerza y los argumentos creativos de quien solo se alimenta de lo que le dicen
sus orichas al oído.
Eleguá, el dueño de los caminos es su
cómplice y la reina de su fantasía es la virgen negra de la casa de agua, la de
las faldas de maretas, la santa paridora
de peces.
Después de vencer, verso a verso el
desconocimiento mezquino, el poeta de la Calle Lomba ha descendido a los
altares del reconocimiento generalizado y hoy se le tiene como el más auténtico
de los contadores de historia. Pedro Blas, nuestro querido poeta, no recita, el
canta con la percusión de sus ancestros africanos.
El pasado 29 de Mayo, en la iglesia de
la Trinidad, se rindió homenaje a Pedro Blas y el, de nuevo, regaló sus
encendidos versos a quienes estaban en el recinto.
Pedro embrujó con sus poemas
telúricos una audiencia que esperó por
dos horas hasta que terminara la liturgia cristiana para escucharlo de cerca,
muy cerca, la forma más directa de convertirse en cómplice de sus vericuetos
espirituales.
En aquel recinto de recogimiento clamó
por los suyos, los desposeídos, los que solo tienen ojos para ver en la
oscuridad, oídos para escuchar los tambores lejanos de la madre africana y voz
para gritar sus lamentos que siguen siendo cantos de libertad.
Cuando la luz eléctrica se fue, una y
otra vez, porque siempre se va, el poeta se creció y en la oscuridad siguió
hilvanando sus versos, ahora con más fuerza, con el vigor que le dan sus
demonios y ángeles ancestrales… Eduardo
García