lunes, 12 de octubre de 2015


 
 
 
 
Niña al Piano- Armand Guillermin
 
 
Retrato

 

Sentada frente al piano,

rubios los ojos,

dorados los cabellos,

sonrisa tímida,

flores en el pecho,

mariposas en las manos,

dejando pentagramas

en el cielo de nubes brillantes.

 
Seda perfumada recorre

con presteza el teclado,

capillas de alabanza

repiten en oración

los cantos de espuma

en el agua argentada.

 
Primavera en la mirada,

en las entrañas,

en las cadencias

de los dedos finos,

que invitan a la danza.

 
Joyas de marfil y nácar,

violines  hechos poemas

y poemas despertando

la  fiesta pudorosa

de una alborada.

Hojas victoriosas

explorando el espacio.

 
Poco a poco, las palabras

se vierten en arpegios,

y el calor del hogar

llega con los primeros  aromas

del pan de la mañana.

 
Risas marinas saltan

como alegres aves de paso;

resuenan las luces

de los castillos construidos

por arquitectos-infantes…

y gaviotas luminosas

con sus alas de luna,

cruzando horizontes,

 regalando promesas

de  bienaventuranzas,

cantan las canciones peregrinas

de los antiguas tribus de gitanos.

 
Perlas y nácar,

flautas de caracolas

hablando con nereidas

y  impetuosos navegantes.

Corales apasionados

como ansiosos amantes,

acudiendo a la cita

en el lecho del agua.

 
Poco a poco,

se unen los acordes

de alegres sinfonías,

y llegan efusivos los aplausos.
 

Regalos de los dioses

de inocentes miradas,

y  besos de lirios maternales.
 

Caminan por los senderos 
 
de los días

entre olor de canela

y tentación de manzana.

 
Liras de ensueños

se posan en la cinta

de rosas siemprevivas

y siempre deseadas…

Un beso diminuto

cubre su frente enamorada.

 

 

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