martes, 13 de octubre de 2015

Sentencia


Banquero   en   la   Edad   Media 
 
 
Sentencia
 
 

El reino de los cielos

te ha sido  vedado.


La gula del poder

ha horadado

las luces de bondad

que nutrían tu savia.

 
Hurtador de conciencias

otrora  diáfanas,

has destruido templos

de níveo mármol.

 
Te sentaste a la mesa

de los hambreados,

tomaste de su vino

e infectaste sus viandas.

Rompiste sus violines

y sangraron sus manos,

mientras te ufanabas

de tus engaños.

 
Pregones de agonía

desfilan por los ojos

de las sabias mujeres

enjugando sus lágrimas.

 
Desierta está  la tarde

de los buenos augurios:

no hay fulgores dorados,

ni estrellas protectoras,

ni generosas lunas,

que entreguen un consuelo

para los pies cansados

de aquellos inocentes

que te dieron sus días

y cuidaron tu casa.

 
Peregrinos de tiempos

antes  primaverales,

que se hicieron veranos

y luego con el frío

buscaron un refugio

en tus amplios dominios,

y tan sólo encontraron

alambrados de púas

y el puente del castillo

con el foso profundo

dispuesto a devorarnos.

 
Vimos morir anhelos,

vimos doblar cabezas,

vimos castrar palabras

vimos  crecer cadenas,

vimos teñir olvidos,

vimos vestir harapos,

vimos rasgar entrañas.

 
Impávido en tu trono

rey de la indiferencia,

deglutías manjares,

perseguías doncellas,

secabas ríos y árboles

y luego repartías

sentencias de amargura,

espadas destructoras

de niños y ancianos,

y a lo lejos retumban

los montes lanzando carcajadas

y hablando de los cofres

que guardaban aquello

que te era preciado:

doblones de oro,

robados de los pobres,

para volver tu cueva

un nido de demonios

que todo lo compraba.

 
Y el reino de los cielos

te ha sido vedado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario