Cartas Secretas
Cuando llega la luna
a mi ventana
trae cartas secretas
de tus besos.
La montaña se viste
de aceituna
y el olor del rocío
florece en mis dedos.
Y los viejos rapsodas
entre antiguos proverbios,
ofrecen a los dioses,
los diáfanos sonidos
de un “te quiero”.
Con ojos de obsidiana,
las doncellas calladas
escudriñan los cuerpos
y bendicen las noches
de silentes senderos.
Las palabras no dichas
se transforman en fuego,
se hacen halos de luz,
que recorren tu cuerpo.
El aire de la noche
traspasa las fronteras
mientras en el hogar,
la flama se hace vida
y nos transforma
en aves de alegría,
cruzando el firmamento.
Tu poema, Claudia, es el colmo de la belleza en la poesía.
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario. Es muy generoso de tu parte.
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