viernes, 6 de noviembre de 2015

Ramiro -El amigo- Carlos Alemán


 
 
 
 
Carlos Alemán Zabaleta y mi padre Ramiro de la Espriella
 
RAMIRO, EL AMIGO


Carlos Alemán Zabaleta

El rebelde, el escritor, el político, el visionario, el viajero. Ahora, el amigo. Para exaltar esa faceta de su recia personalidad, bien cabe la primera estrofa de la Elegía de Miguel Hernández a su maestro y amigo Ramón Sijé.

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano

Bogotá 1945 atiborrada de cafés. El Molino, el mejor con frescos de Martínez Delgado, alegóricos al Quijote. Nos hizo la presentación William Bustillo, partimos al universo de una inquebrantable amistad, sin fisuras. Setenta años para conocer la reciedumbre de su carácter, sin dobleces, jamás postrado ante el poderoso a quien miraba con desdeño. Un hombre firme, sobre una diáfana idea.

El 9 de abril de 1948 el jefe único del partido liberal y el héroe de las masas populares es asesinado. Bogotá se convierte en el escenario de una de las más grandes insurrecciones urbanas masivas de la historia del siglo XX. Qué le faltó a aquella insurrección popular para convertirse en verdadera revolución? Le faltó el Tercer Estado. Sin la democracia industrial de las ciudades era imposible que la insurrección anárquica se transformase en revolución.

Hubo transitoria y efímeramente en cientos de localidades y regiones una dualidad de poderes, pero no un choque irreconciliable de dos clases, que es lo que constituye además, uno de sus rasgos fundamentales de la dualidad. Para ello vino el desplome de la insurrección.

Colombia no será no podía ser, como había sido. La sociedad colombiana hizo crisis, análisis de la carta que envié a Ramiro a Cartagena, con el relato de mi experiencia de lo que había vivido.

Una de las consecuencias en la vida universitaria para estudiantes de provincia, fue la extinción de las amables pensiones, a donde confluían estudiantes de todas las regiones, inclusive países vecinos. La única pensión que supervivió fue la de Emelina Lince, calle 19 # 9-21. Cuando regresa Ramiro para acceder al título de abogado del Externado de Colombia, encuentra la compañía de Alfonso Lamus, Gustavo Castro, Jorge Madero y desde luego la mía. Forjamos un gran grupo: estudio, lectura y algo de bohemia. Castro tocaba guitarra y cantaba, Lamus recitaba, Ramiro arengaba y despedía mi alma a otros confines. Después viajó a Europa, casado con doña Esther Saavedra. En Londres y París hizo especializaciones de economía y derecho.

Una de sus pasiones fue la política, como ejercicio de la inteligencia, para imprimir nuevos rumbos al país. Regresa dotado de experiencias y estudios. Sus amigos lo lanzamos y apoyamos para ocupar curul en la Cámara de Representantes. Obtiene los votos necesarios para la postulación, pero actúa el bolígrafo llerista. Acude a la Asamblea de Bolívar 1958. En los siguientes comicios el rebelde rompe e impone su nombre por el MRL, en batalla intensa, difícil. En 1962 además de alcanzar por segunda vez la representación, impone en la siguiente casilla al médico sucreño Diógenes Jiménez Capdevilla.

Tuve el honor de haberlo acompañado a todo lo largo y ancho de Bolívar; desde el mínimo corregimiento del Norte y Centro hasta el recóndito Simití.

Setenta años de indisoluble amistad. Puente de oro tendido a la lealtad.

“Señora muerte que va llevando

       todo lo bueno que en nosotros topa…

       Solos- en un rincón- vamos quedando

     Los demás…gente mísera de tropa:

Los egoístas fatuos y perversos
                                             del alma de trapo y corazón de estopa…”

1 comentario:

  1. Carlos Alemán Zabaleta fue un amigo de mi padre que estuvo con él en las buenas y en las malas. Hoy quiero compartir con todos lo que él escribió en su memoria.

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