Arreboles entre trigales
Luces Vespertinas
Una mariposa azul
se sitúa en mi pecho,
deja pasar la luz
y me pregunta
qué hacer con tantos
minutos de silencio.
El sonido volátil
de la tarde viene
con virginales brisas,
para hacerse crepúsculo,
de soñadoras sombras,
brindándonos recuerdos.
La nostalgia se nutre de alegrías,
de infancias sonreídas
y de viejos rincones inocentes
que siguen guardando
las miradas límpidas
de días cuando todos
éramos crédulos.
En un instante de agonía,
oramos por la soledad
de los niños hambrientos.
Con el dolor del día
falleciendo.
se siente el perfume cansado
de los flores marchitando lentamente.
Cuando se ve surgir,
entre las
profundidades
de las grutas, a ese manantial,
cubriendo de vida
a los pájaros sedientos.
Es la risa que fluye
entre los dedos
siendo resplandor de esperanza
y volviendo infinitos
a los sueños.
Una rosa profunda
vierte su sangre
sobre las entrañas
de la tierra.
Con pasos danzarines
recorro los trigales,
florezco entre lavanda
y siembro de alegría
a los claveles.
Cantan los grillos,
guiñan el ojo
a los luceros,
los arreboles se esconden
entre los cerros
y la luna picarona
sale a brindar
por los enamorados
llenándolos de besos.
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