La Gruta del
Rocío
En la gruta del rocío,
mis dedos se hacen tus dedos,
mientras danza mi
cabello
entre nubes
marineras.
El manantial de tus labios
es un ave mañanera,
que
presurosa refresca
mis
mejillas ruborosas
como
campanas al vuelo.
Mis ojos crecen absortos,
como inmensos catalejos,
y siguen con
regocijo
los rincones de tu
cuerpo.
He visto correr los días
de tus huellas
en la arena,
cuando la espuma marina
baila animada en
los pliegues
de mi
enagua-primavera.
Tu mano sube a mis
senos,
siempre tibios,
siempre erectos,
para el roce de tu
piel
poblando mis florescencias.
Se cuela luz libertaria
que
conduce a nuestros cuerpos
a
la orilla de la playa
donde
el amor se recrea.
Con un arpa de
sonidos,
pulsando sus tersas cuerdas,
rescatamos
ronroneos,
cuando el deseo
infinito
hace detener el
tiempo.
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